Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

Aplaudo la convocatoria hecha por los pueblos indígenas de Guatemala a una Asamblea Constituyente Plurinacional. Veinticuatro años después de la firma del “Acuerdo de Paz Firme y Duradera”, se avanza en la concreción del acuerdo sobre identidad y derechos de los pueblos indígenas, al punto de llamar a redactar la Constitución que ha de dar vida al Estado Plurinacional de Guatemala, como han hecho ya Bolivia y Ecuador. Pese a que los sectores de poder actúan en el país en pos de una “reconquista”, avasallándose sobre los territorios, tierras y recursos de los pueblos Maya, Xinca y Garífuna, al igual que de los Ladinos pobres, la resistencia de los pueblos originarios ha tratado de utilizar la institucionalidad del Estado y las acciones de hecho para evitar su despojo. El paso dado el 15 de diciembre –Se avanzó “al establecimiento del Consejo de transición Plurinacional integrada por los representantes de los pueblos Mayas, Xinca, Garífunas y mestizos empobrecidos…único camino que nos lleva a hacer una patria libre y democrática”- es promisorio y de gran unidad, reflejando el sentir de más del setenta por ciento de la población ante la negación de sus derechos por el Estado fallido, colonial y caótico que nos oprime. Muchos pasos más tendrán que darse entre la elaboración de la Constitución para un Estado Plurinacional y el logro del Pacto Social que tendrá que alcanzarse con toda la población, incluidos los sectores blancos y mestizos con poder, para ratificar el carácter del Estado y su nueva Constitución.
Esto, no obstante, no resuelve la crisis nacional –ética, política, económica, social y cultural- porque los tres Poderes del Estado han caído, casi totalmente, en las manos de la “maquinaria de la corrupción”, que más que dictadura es un sistema de dominación, robo, delitos, opresión y represión, que actúa y se perpetúa con impunidad. Dirigido este sistema por los más bajos instintos de EE.UU. y la plana mayor del CACIF, se han colocado alfiles, torres militares y peones en el Poder Ejecutivo, el Congreso y la mayor parte del Poder Judicial –aprovechando pandemia y Navidad tratarán de asaltar las Cortes. En su afán de apoderarse de todo -instituciones, arcas nacionales, y hasta memoria histórica- se han propuesto echar a un lado los acuerdos de paz y dar marcha atrás a lo logrado por ellos. Sin cumplir con sus disposiciones, quizás todavía coloquen ofrendas en el Palacio de la Cultura; pero rechazarán la transformación del Estado por ellas exigido, para dar continuidad a otro decenio de latrocinio y autoritarismo. Instamos a las fuerzas sociales y políticas progresistas, al igual que a las fuerzas democráticas honestas, a conmemorar este 29 de manera militante. Afirmemos nuestro compromiso de actualizar los contenidos del Acuerdo –hay mucho que agregar en materia de mujeres, migrantes, juventud, desarrollo humano y otros derechos humanos nuevos- y de hacer que prevalezca por encima de los intereses mezquinos de extranjeros y de una ínfima parte de la población guatemalteca. La gente proba y honesta somos los más. Fuera ya la “maquinaria de la corrupción”.

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