Durante las fiestas de fin de año se observó un incremento considerable de aglomeraciones. Foto La Hora

Se han cumplido nueve meses desde que en Guatemala fue presentado teatralmente por el Presidente el primer caso de Covid-19 y es natural que la población sienta cansancio ante las medidas de precaución que exige la pandemia, por lo que las autoridades de Salud Pública hacen llamados porque temen que pueda producirse una importante escalada si se relaja el comportamiento de la gente lo cual puede llevarnos a una situación inmanejable que puede costar muchas más vidas de las que ya se han perdido y que superan, con mucho, las cifras oficiales que se divulgan.

Esta etapa del año es particularmente peligrosa por la proximidad de los contactos que se pueden dar en convivios, posadas, centros comerciales y los festejos de la Navidad y Año Nuevo en los que los guatemaltecos conservan tradiciones que implican departir de manera estrecha. Los anuncios de que puede estar a poco tiempo la distribución de una vacuna, lejos de ser un incentivo para ese relajamiento tendría que ser un elemento para redoblar los cuidados hasta que esté disponible porque de nada servirá ese gran paso de la industria médica si en la espera alguien resulta contagiado, justo cuando los hospitales rebasan su capacidad y no pueden atender la demanda provocada por el incremento de casos.

No se trata de aguarle a nadie la fiesta en esta temporada tan especial. Se trata de entender que todo el sacrificio que se ha hecho hasta el día de hoy terminaría en nada si no hacemos verdaderos esfuerzos por superar la situación de manera que dentro de un año podamos tener, de verdad, una Navidad normal, con la familia reunida frente al Pesebre y compartiendo como en los viejos tiempos.

Es creciente el número de gente que pone en duda la gravedad de la situación y no faltan quienes hasta creen que pueda ser una especie de conspiración para alterar el orden mundial. Pero la verdad es que, como se había previsto, en los países donde están a siete días del inicio de la temporada de invierno, los casos están en constante alza y la situación parece fuera de control. Estados Unidos, que no había llegado a los cien mil casos diarios en el mayor pico diario de medio año, ahora está teniendo más de doscientos mil, lo que significa que cada cinco días un millón de personas resultan enfermas y otros países han dispuesto volver a más severas restricciones para contener la propagación. Es letanía, pero usar la mascarilla, observar distanciamiento social y lavarse las manos son las recetas más efectivas.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorAdvierten sobre una mayor migración
Artículo siguienteA dos días de detención de pareja de Karin Orellana, C. Porras dará conferencia de prensa