Walter Juárez Estrada
El presidente ha tenido un desgaste en menos de un año de ejercer el poder, por su arrogancia, carácter irritable y doble personalidad que motivó que el vicepresidente Guillermo Castillo, lo instara a presentar su renuncia conjunta, que fue desoída. A “regañadientes accedió” a cerrar el Centro de Gobierno, que se había convertido en la manzana de la discordia y aislar a Miguel Martínez, que se adjudicó funciones de vicepresidente, viéndose obligado a corregir sus errores por las protestas populares con estudiantes y profesionales de tres prestigiosas universidades, que han reiterado su dimisión, demandando en las protestas, la elección de una nueva junta directiva del Congreso, la remoción del interior Gendry Reyes y la elección de las nuevas Cortes de Justicia.
Giammattei disolvió el Centro de Gobierno por la presión popular y en enero cuando cumpla el primer año de mandato, es saludable que corrija el rumbo, de no hacerlo, las manifestaciones y las exigencias continuarán; el pueblo ahora ya no se deja manipular, de no acceder a las exigencias, en las plazas, podría repetir el 2015, cuando se echó del gobierno a los corruptos Pérez Molina-Baldetti y sus secuaces.
Debe analizarse de diferentes ángulos, lo que forzó al vicepresidente Castillo a demandar una renuncia conjunta. El vicegobernante, no actuó solo en ésta petición, luego que el presidente denunció a la OEA. un supuesto golpe del estado sin dar mayores detalles, lo que confundió más al pueblo. La petición de renuncia a los ministros se ha estilado en todo gobierno a finales de año y se pone a disposición de las máximas autoridades y determinar quiénes pueden ser conformados. Es un hecho que los ministros Reyes y de Comunicaciones Josué Lemus, dejaran las carteras. El presidente debe corregir el rumbo del gobierno y denunciar a los corruptos que se han aprovechado de la pandemia, para robar a manos llenas, con o sin el consentimiento de Giammattei.
Las protestas populares es el reflejo de lo que el guatemalteco ha exigido y es tiempo de corregir lo que se ha hecho mal y el mandatario debe cumplir con las promesas de campaña, pues de no hacerlo sería otro político que será registrado como negativo y farsante; el proceso electoral fue atípico y se votó por la mejor opción, pero es innecesaria la presión que se hace para enjuiciar a dos magistrados de la CC de lograr el objetivo, sería un golpe de estado a la institucionalidad que ha discurrido en los últimos años, entre luces y sombras y la depuración del Congreso, es necesaria mediante un referéndum y aprovechar el espacio, para una reforma constitucional y que las Cortes se elijan mediante una carrera judicial y desterrar a los que han influido por años en los eventos como Stuardo Gálvez y Gustavo Alejos y llevar a las Cortes, a profesionales probos, sin tacha, porque los actuales, han prolongado sus funciones violando la Constitución, por el pacto de corruptos de los diputados.