Luego de la participación del Ministro de Gobernación y el Director General de la Policía Nacional en el Congreso, atendiendo una citación de varias bancadas ajenas a la alianza oficialista, los chats y cuentas en redes sociales de agentes de la PNC empezaron a mostrar el malestar generado por la actitud de sus superiores al negar que hubiera existido alguna orden para atacar a los manifestantes que estaban en La Plaza, situación que fue ampliamente documentada por abundantes videos en los que se puede observar el manejo estrictamente represivo que se hizo de la pacífica protesta pública que tenía lugar frente al Palacio Nacional. Según lo expuesto por el Ministro y el Director General, los mandos superiores no dieron ninguna orden, señalando a encargados de alguna comisaría como responsables.
De inmediato circularon videos y audios realizados por los mismos agentes y no sólo se escuchan las instrucciones, sino que hasta se puede saber que el Director Adjunto de la Policía ordenó que no dejaran pasar la motobomba de los Bomberos que se dirigía al Congreso para sofocar las llamas, además de toda una serie de hechos e instrucciones que dejan realmente mal parados a los altos mandos policiales y que ahora tienen muy molesta a esa fuerza pública que es la señalada de haber reprimido brutalmente a la población que ejercía pacíficamente su derecho a manifestar.
Hay una realidad que no se puede pasar por alto y es que hoy en día cuesta mantener oculta la verdad. Por el contrario, gracias a la variedad de dispositivos de comunicación existentes y versatilidad de los teléfonos celulares, no sólo se pueden tener fluidas comunicaciones sino se puede grabar cualquier comunicación y se puede filmar cualquier hecho. Es por ello que los ciudadanos pudimos darnos cuenta de la abusiva brutalidad con que actuaron las fuerzas del orden el pasado sábado, agrediendo a todo tipo de manifestantes pero especialmente a muchas mujeres a las que arrastraron en forma salvaje. Los videos de abusos policiales en Estados Unidos, que levantaron a los norteamericanos en inmensas jornadas de protesta, pueden hasta quedar chiquitos comparados con la forma en que reaccionó la PNC. Y de ajuste resulta que nadie es responsable de haber ordenado ese comportamiento, lo que deja a los agentes que estuvieron en la calle como los únicos culpables.
El otro tema que realmente preocupa es lo ocurrido en el Congreso porque los indicios son demasiado graves al apuntar a que, por lo menos, hubo complicidad policial en el hecho que sirvió de justificación para la brutal arremetida en La Plaza.