Mario Alberto Carrera
La Ley de Acceso a la Información Pública (y sus reformas) vuelve -con la posible creación de otro de sus engendros: la Oficina Nacional de Acceso a la Información Pública- a danzar macabramente en el tablado de marionetas sobornables del –por variar hoy también- desprestigiado Congreso de la República. Anima al cotarro de -“compra alquilables”- el diputado Alejandro de León Maldonado de la bancada Podemos (podemos regresar a la encomienda y al repartimiento coloniales) que en Internet se autodefine como partido de “derecha extrema” (sic) y de “ultra conservadurismo” (sic).Organización abortada a la sombra del oscuro Berger (padre putativo del piadoso Vielmann y del beato Giammattei, en aquello de la Operación Pavorreal en la Cárcel de Pavón) y, en los días recientes, partido-entenado del Adelantadito Roberto Arzú y García Granados (nieto de Raúl, el íntimo de Lucas García y dizque su primo) e hijo del tan “gratamente” recordado Álvaro de Alvarado, filosófico creador del famoso apotegma: “a los periodistas se les paga o se les pega (unos cuantos morongazos)” ¡y ya casi lo dije todo, para clasificar la transfusión fecal -nazi fascista- de la propuesta de De León Maldonado, diputado de Podemos, al “honesto” Congreso!
La información (ya que hablamos de una reforma a la ley que la controla y a su Oficina) es comunicación y la comunicación es -y se refiere o es su parte medular- a la libre emisión del pensamiento, que legitima el Artículo 35 de la Constitución. Porque emitir el pensamiento –por los medios más ad-hoc o sociales- es información. “Y ahí Sancho, topamos con la Iglesia”. Es decir, entramos al meollo del conflicto y damos de cabeza en él.
Los nazi fascistas (que son siempre obscenos autoritaristas en busca del retorno a la dictadura de Ubico, falsamente teñidos hoy de progres) promueven el secuestro o sea la toma del bastión del pensamiento, de la verdad y de la palabra para hacerlos suyos –prostituirlos- y manipular así al pueblo, presentándole la mentira de su falsedad transformada en información a la carte (esto es, manipulando la información a su favor) y en favor por tanto de las fake news y de la posverdad. Hablamos de las falsas noticias o informaciones al gusto de la oligarca dictadura de Guatemala. O de buena parte del Cacif: el ala de derecha extrema y ultra conservadora, como se define Podemos. El Cacif de la Guatemala inmutable: aquella que no quiere cambiar simplemente porque es nazi a lo Trump o a lo Teddy Roosevelt.
Controlar los medios de comunicación o de información, es decir la libre emisión del pensamiento (que es información de conocimientos) es postura prototípica de los Estados nazi-parias, desconocedores del socialismo democrático. Y lo realiza –aquí- la oligarquía semi feudal de Guatemala intentando controlar a los medios. O a aquellos medios que se dejan comprar como es el satánico y ya paradigmático caso de los canales de televisión de “Ángel” (¡ah nombre más paradojal!) González.
Pero allí no se queda todo el control –de aires y ecos colonial encomenderos- de la oligarquía nacional. Ella tratará y ha tratado siempre (soy testigo de ello tras más de 50 años de ejercicio de la profesión de periodista) de modificar o corregir el Artículo 35 de la Constitución y la Ley de Emisión del Pensamiento. El colmo es que lo intentó hacer el demócrata Juan José Arévalo…
Hoy vuelven a sus andadas sórdidas los fantasmas eternos de Estrada Cabrera, Ubico, Lucas García, Ríos Montt y Mejía Víctores tremendistas fantoches de la clase cafetera y hoy de la palma africana. Nueva tournée mediante la voz alquilada ¡seguramente!, del diputado De León Maldonado -de Podemos- y de quienes actúan detrás de él.
Quienes constituimos la Prensa libre ( que no es, desde luego, la de Mario Antonio) de este país, debemos estar muy pendientes de cuanto ocurra en el sobornable Congreso respecto de la libre emisión del pensamiento o de la Ley de Acceso a la Información Pública. Ojo al Diablo, esto es, a la proteica oligarquía travesti.