El Ministerio Público acusó a la periodista Anastasia Mejía de serios delitos. Foto La Hora/Anastacia Mejia/Facebook

En Guatemala la vida para una mujer, indígena y que además se dedica al periodismo no es cosa fácil desde ningún punto de vista y menos cuando tenemos autoridades locales que se convierten en caciques autoritarios que cuentan con el respaldo de la institucionalidad a cargo de investigar y administrar justicia y el Ministerio Público acusó a la periodista Anastasia Mejía de serios delitos. Tras disturbios que ella cubría como periodista en Joyabaj, Quiché, ha sido sindicada de sedición, atentado con incendio y robo agravado, hechos criminales por los que fue ligada a proceso.

Los abogados que han tomado la defensa de la periodista señalan que ella, desde luego, estuvo en el lugar de los hechos porque estaba reportando el suceso como se puede ver en las publicaciones que hizo vía las redes sociales. Anastasia Mejía es la directora de la emisora Xol Abaj Radio, en el mencionado municipio de Joyabaj y el día de los hechos estaba cubriendo una protesta de vecinos en contra del Alcalde. La periodista y la radio han sido críticas de la gestión del Alcalde Florencio Carrascosa y el fiscal a cargo del caso está apoyando al jefe edil, según considera la Asociación de Periodistas de Guatemala.

Si el ejercicio periodístico es difícil en todos lados, mucho más en remotos municipios donde las autoridades se convierten en verdaderos caciques intocables que no aceptan ningún señalamiento en su contra y disponen de poder para evitar las críticas y así consolidar sus poderes. Y repetimos que la condición de mujer y de indígena de la colega Mejía hace aún más difícil el desempeño de su oficio de comunicadora social porque rompe con verdaderos paradigmas que se establecen en muchas de nuestras comunidades.

No estamos diciendo que los periodistas jamás deben ser investigados sino que toda investigación en su contra tiene que tener real fundamento y no simples suposiciones derivadas de hechos tan circunstanciales como el que la periodista haya saludado a algunos de los manifestantes. Por supuesto que en Joyabaj la gente se conoce entre sí y se saludan sin que eso signifique complicidad en la realización de algún delito. El meollo de la acusación, según los reportes periodísticos, está en que Anastasia Mejía saludó a uno de los líderes de la protesta.

Reconocer el tremendo poder local que tienen algunos caciques es importante para entender estas situaciones. Exigimos que se valore objetivamente la endeble acusación y se resuelva conforme a derecho.

Redacción La Hora

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