Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
El Presidente Alejandro Giammattei ha expresado, de manera correcta, que es necesaria la inversión extranjera para poder responder al clamor de una ciudadanía trabajadora que pide a gritos las oportunidades negadas. Hay sed de trabajo, hay deseo de superación y a esos guatemaltecos habremos de responderles.
Pero, el mandatario dice con una mano y deshace con la otra porque aunque diga que no, él ha sido cómplice de los esfuerzos de aquellos que quieren sentar a puro chaleco y sombrero a los magistrados del plan Alejos, ese que tan cuidadosamente han calibrado los nominados corruptos por Estados Unidos, Gustavo y Felipe, junto con otro montón de diputados y particulares que se han sumado a la causa.
La aprobación de la Junta Directiva del Congreso y la eventual aprobación del presupuesto 2021 ha pasado, pasa y pasará por pactos ilegales que involucran al Ejecutivo y al Congreso. Obras, plazas, nombramientos en la Corte de Constitucionalidad (CC), tener un Ministerio Público (MP) amigo y otros favores son parte del paquete. Todo lo anterior ha servido para que el tema de las cortes no se mueva y en eso el mandatario no tiene forma de evadir su responsabilidad.
Entonces, no hay coherencia alguna al invitar por un lado a la inversión extranjera y por el otro seguir consintiendo, alentando y operando alrededor de los vicios, pactando con mafias y siendo facilitador para que no hayan cortes independientes en Guatemala.
Hagamos un ejercicio. ¿Qué le dirán a los inversionistas que se interesen?
Mire, en la Corte de Constitucionalidad (CC) tenemos a una profeta que en todo ayuda, además de un magistrado que habla con Gustavito para pactar aportes a campaña y con ellos habrá se sentarse para asegurar su inversión aunque puedan surgir algunos clavos.
Hay una aseguradora norteamericana que no trabajó con ellos y ahora están re pensando su operación en Guatemala por el amaño en las cortes.
En la Corte Suprema de Justicia (CSJ) tiene más para escoger, pero sería bueno que hablen con Felipe Alejos y Delia Bac para que les expliquen cómo es que se logra la protección vitalicia de una alta corte en Guatemala, pese a ser nominados corruptos por los gringos.
Quizá ahora que están peleados la comunicación con Alejos será más complicada, pero siempre encontrarán los vasos comunicantes.
Y para las salas: señor inversionista, no se preocupe. Usted tiene un listado de operadores para elegir en función del precio que desea pagar. Con la contratación de esos operadores, usted se asegura los buenos oficios de los magistrados de sala que, en su mayoría, son los que se encargan de pavimentar el camino de la corrupción y la impunidad.
Ahh y recuerde amigo inversionista: si hace de las suyas y le aparece un juez honrado, le caeremos encima a quien se atreva, lo bombardeamos de antejuicios y además diremos que afectan la certeza jurídica de su derecho mal obtenido.
Ya es momento que en Guatemala dejemos de jugar “jueguitos” como decimos en buen chapín. Hay que poner las barbas en remojo. Felipe Alejos juró que Estados Unidos no estaba viendo lo que hacía pero resultó que sí.
Presidente, no crea que los guatemaltecos y la comunidad internacional no se dan cuenta del jueguito que se está llevando a cabo.
Atraer inversión es clave e incentivar a los inversores serios es fundamental. Si no tenemos un sistema de justicia bueno, sano e independiente, nos vendrán en mayor medida los piratas, los mafiosos, el crimen organizado y los que no le aportan valor agregado al país y su gente.
Nunca es tarde para enderezar el barco, salirse del juego político y tomar decisiones complicadas pero que son en beneficio del país.