Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Oscar Clemente Marroquín
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Anoche pensaba yo en el efecto de la nominación como corrupto que emitió el Secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo y las consecuencias que el mismo tiene para Felipe Alejos y, lamentablemente, para su familia inmediata, como reza el mensaje. Y entre otras cosas pensé que sin duda le hubiera ido mejor si va a parar al Zavala porque al menos allí no tendría que esconder la cara por la vergüenza puesto que, al fin y al cabo, estaría rodeado de sus pares, amigos, colaboradores y hasta cómplices. Nadie le miraría con ese gesto de desprecio que, sin duda, notará en tanta gente cada vez que tenga que salir a la calle para toparse con ciudadanos que no por haberse resignado ante la corrupción se sienten cómodos de estar en el mismo lugar con alguien que ha sido públicamente señalado como corrupto.

Sinceramente me dio pena pensar en su familia y en cómo tendrán que cargar con el estigma que es terrible para la que Pompeo llama familia inmediata, pero que salpica seriamente a un entorno familiar muy grande. Es cierto que se puede adoptar una actitud como la que ayer mismo tuvo la hija de Delia Bac al ponerse a decir en las redes sociales que, al fin y al cabo, hay otros países que visitar y que lo ocurrido no tiene ninguna importancia. Pero hasta los sinvergüenzas más descarados, entre los que están los señalados ayer, tienen que sentir en el fondo algo de pena por esa absoluta identificación que de ellos se hace como corruptos responsables de socavar el Estado de Derecho del país.

Hasta donde se sabe, Alejos terminó peleado con el Presidente por diferencias con el director del Centro de Gobierno, pero deberá recordar el mandatario que fue una pieza clave para que él pudiera armar la primera alianza oficialista en enero de este año y que se estructuró, fundamentalmente, alrededor de la idea de elegir magistrados de Salas de Apelaciones y de la Corte Suprema de Justicia apalabrados para asegurar la cooptación de la justicia en el país. Y debe repararse en el hecho de que Pompeo no se limita a señalar a Alejos como corrupto, sino que lo sindica de ser uno de los responsables de “socavar el Estado de Derecho”, tarea en la que le acompañan muchos, como el mismo Presidente de la República, el crimen organizado y los grupos y cámaras que, hablando de Estado de Derecho, trabajan para tener cortes amañadas.

Volviendo a Alejos, la verdad es que si estuviera en el Zavala podría levantarse hoy sonriente para departir tranquilamente, sin penas ni zozobras, con quienes, como él, fueron señalados por la CICIG y la FECI por actos de corrupción. Podría pasarse el día entero despotricando contra los “chairos” Velásquez, Aldana y Sandoval, encontrando sonoro eco por todos lados. En cambio, ahora le toca salir a la calle con la etiqueta que le puso en la frente el funcionario de Donald Trump, Mike Pompeo, a quien no pueden ligar con esa “chairada”, y debe dar la cara que, sin duda y aunque sea muy íntimamente, se le tiene que caer de vergüenza.

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