José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Siempre en la Constituyente, recuerdo la decisión de los grandes maestros: “Primero hay que ordenar la casa.” Las Constituyentes anteriores y legislaturas previas, venían trabajando con un reglamento de debates de 1925, se acuerda elaborar uno específico, el 21 de Agosto de 1984, se aprueba y el 23 elegimos a los integrantes de las distintas comisiones de trabajo.

Un reglamento de Debates simple y fácil de aplicar no contemplaba temas de índole administrativo, se dejó muy claro en el texto constitucional que el Congreso tendría que aprobar su propia ley de Servicio Civil. Sin mucho personal, sin oficinas para cada diputado, con apenas un edificio y una antigua casa con los salones para las comisiones esto no era necesario, lo importante era promover el dialogo y la negociación y el debate político sobre los documentos técnicos que surgían de las comisiones, como debe de ser.

Y efectivamente de los primeros temas que hubo que d aprobar en la primera legislatura fue la Ley Orgánica y de Régimen Interior, que fue más amplia y detallada, y que ya incluyo temas relacionados con la organización y el Régimen Interno. Sin embargo funcionaba bastante bien, el Congreso seguía siendo una institución de pocos empleados, sin oficinas individuales y sin tantos edificios, como los que increíblemente tiene hoy arrendados el Congreso, se entiende que la institución tenía que ir creciendo en diputados, oficinas, personal y lugares para atender a la cantidad de personas que visitan a diario a las y los diputados. La libertad de expresión tenía en el congreso, más oportunidades que en otros organismos del Estado, necesidad de espacios para la prensa también.

En 1991 termino la primera legislatura, me retire como legislador. Hasta que entendí después de una conversación con el Padre Navarro, y el consejo de amigos, que mi papel estaba en la política y que tenía que regresar a ese espacio en donde, en teoría, se inician los cambios. Así fue como regrese en el año 2008 y me encontré que el tema había cambiado enormemente. Los diputados administraban el congreso, compras y que la junta directiva tenía la obligación, de darle al diputado lo que fuera necesario, para realizar su trabajo. El personal había aumentado, desorden administrativo y oficinas insuficientes. Diputados que dejaban encadenado su maletín al cubículo que le habían asignado, en un espacio que compartía con 10 diputados más. Reformas a la Ley Orgánica, especialmente después de las reformas constitucionales del ’93, habían provocado esta situación, al grado de que el Congreso tenía en cuentas privadas, más de 100 millones de Quetzales ahorrados, de los cuales 82 millones se perdieron en la bolsa de valores, en un tema que termino en tribunales, y el Presidente y parte de su equipo, condenados por diferentes delitos. Grandes esfuerzos por ordenar esta parte se dieron y de los cuales hablare más adelante. Pero mientras un solo diputado pueda interpelar, sigan llegando parientes de los mismos diputados, no por liderazgo, si no por caciquismo, mientras la Presidencia pueda crear comisiones a su antojo, y la instancia de jefes de bloque sustituya a los comités ejecutivos de los partidos, las bancadas seguirán dividiéndose hasta en tres, y el papel más importante de un diputado, seguirá siendo cualquiera, menos legislar. Continuara…

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