Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
En Estados Unidos se ha conformado un grupo que se denomina Lincoln Project que está compuesto por republicanos que han servido a presidentes y candidatos de ese partido y quienes han elevado la voz porque estiman que se han traicionado pilares fundamentales del partido como el Estado de Derecho, el Libre Mercado y otros.
Aquí dejó información para que se pueda ver la completa entrevista de la periodista Lesly Stahl de “60 Minutes” de CBS. Son republicanos de al menos 30 años que ahora se han unido en contra del presidente Donald Trump y además asumen responsabilidad por lo que se vive en el presente, aduciendo que han sido en parte responsables con sus actos del pasado.
Pero traigo a colación lo anterior, porque en política hay una regla no escrita de que entre bomberos no se machucan la cola y eso es lo que ha venido ocurriendo en Guatemala. Aunque sean diferentes orígenes y ocupaciones e incluso desde diferentes estratos sociales, los que aquí defienden el sistema se han unido de forma orquestada para defender un sistema que han sentido rentable y sobre el que se tienen que cohesionar para evitar su descalabro.
No es casualidad que quienes entienden los efectos tan nocivos para un crecimiento económico integral en nuestro país, guarden silencio ante las atrocidades que ocurren y que merman la confianza de los agentes económicos, tanto locales como extranjeros.
A los miembros del Lincoln Project los llaman traidores y el mismo Presidente de los Estados Unidos les dice “perdedores”, pero ellos expresan que duermen bien en las noches porque estiman que sus acciones del presente, van de la mano con los principios que los llevaron a ser parte del partido Republicano.
En Guatemala, el que se ha salido del rebaño para hablar con las cosas con candidez o los jueces que siendo parte del sistema se voltean para ser parte de la solución, terminan siendo vilipendiados como los enormes enemigos a los que les “juran” que les harán pagar las consecuencias.
Pero la verdad es que si queremos un país más justo e incluyente, necesitamos más voces que estén dispuestas no solo a hablar, denunciar y ser parte de la solución, si no más personas dispuestas a sumarse a una transformación que se pinta como el único camino sostenible si no queremos que los radicalismos de cualquier lado nos ganen la partida.
A pesar que sabemos los riesgos que tenemos por la creciente penetración del crimen organizado en los diversos tejidos del Estado y la sociedad misma, hay quienes optan por nadar en la misma dirección pensando que eventualmente podrán controlar a los más “malos”, pero que mientras remen en el mismo sentido pueden aliviar penas que hoy no los dejan dormir en paz o que los hacen tener que reconocer lo que nunca han querido.
Actuar al tenor de las reglas en Guatemala no es fácil porque hoy lleva ventaja el que no le importa saltarse las trancas, pero ese no puede ser el camino de la sostenibilidad que necesitamos.
Sé que a los disidentes del sistema se les hace mucha presión y hasta los amenazan de varias maneras, pero si queremos construir una mejor Guatemala para nuestros hijos, nuestros niños y nuestros negocios, no queda más que tener las discusiones incómodas y asumir roles determinantes en pro de construir a base de propuestas que corrijan el curso de un sistema perverso.
Que este proyecto en el que “los de adentro”, los del “grupo” se atreven a elevar la voz por lo que no comparten, por lo que estiman que no está bien, nos sirva de guía para crear algo alrededor de la tan necesaria denuncia de un sistema que favorece al chueco en perjuicio del bueno.