Jorge Morales Toj

Maya K’iche’, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario, con estudios de Maestría y Doctorado en Derecho Constitucional. Pacifista y Defensor de los Derechos Humanos.

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Jorge Morales Toj
jorgemoralestoj@gmail.com

La pandemia del Covid-19 sigue generando grandes impactos a la economía mundial, nacional y local. Sin embargo, los impactos son más severos en las familias de escasos recursos y que se encuentran en situación de pobreza y sobre todo de pobreza extrema. Los efectos a mediano y largo plazo aún son incalculables.

Las medidas de confinamiento impuestas por el gobierno fueron necesarias para preservar la vida y la salud de todos los guatemaltecos, sin embargo, limitó las capacidades productivas de la población y la limitación del comercio de los productos en los mercados locales y de exportación fueron duramente golpeados.

Recientemente visité algunas comunidades y me expusieron sus preocupaciones porque no todos pudieron comerciar sus productos, ya que en muchas ocasiones tuvieron que “rematar a precios muy bajos” y en otros casos las cosechas se echaron a perder. Aunado a ello, las fuertes lluvias y vientos en algunas regiones del país llevó a la pérdida de cosechas.

En un documento de Naciones Unidas titulado; análisis de los efectos e impactos socioeconómicos del Covid-19 al 30 de junio, la lideresa Olga Marina Macz, de la Asociación Productiva de Alta Verapaz Campur, San Pedro Carchá, Alta Verapaz dice: “Desde el mes de marzo, no hemos podido hacer la venta de nuestros productos y nos está afectando porque ya no tenemos ingresos. Vendemos shampú, que no es una prioridad porque la gente prefiere comprar alimentos más básicos como alimento y no hay transporte para salir a venderlo a nivel departamental. Con las lluvias también se perdió buena parte de la siembra, por lo que la necesidad prioritaria es ahorita la alimentación para el consumo diario: maíz, frijol, aceite y otros que consume toda la familia. Además, estamos viendo los programas de ayuda en la televisión, pero acá no ha llegado apoyo. Nos están dejando fuera y nos hemos tenido que cuidar entre las personas de la comunidad”.

Hace unos dos meses, una colega norteamericana me pregunto: ¿crees tú que pasadas las restricciones por el Covid-19 continuará la migración? Mi respuesta fue sí. Porque las condiciones y de miseria y pobreza se están profundizando y el Estado no está haciendo mayor cosa para atender el hambre y la miseria en el campo.

Guatemala tiene su caravana silenciosa hacia los Estados Unidos. Cientos de hermanas expulsados por la miseria están emigrando en busca de oportunidades laborales para tener mejores condiciones de vida para ellos y sus familias. Mientras no se aborden y resuelvan las causas de la pobreza, los guatemaltecos seguirán buscando oportunidades en otros países.

Se auguran tiempos difíciles para el pueblo de Guatemala, pero especialmente para los más pobres. Los meses que vienen seguramente habrá un clima de mayor inseguridad, extorciones, hambre y violencia. Las condiciones socioeconómicas para el pueblo no son alentadoras.

La gente no necesita del clientelismo político ni el paternalismo del Estado. Guatemala necesita un Estado fuerte que garantice salud, educación y brinde oportunidades económicas y productivas sin mayor burocracia para los más necesitados. La gente necesita un Estado que garantice el acceso a la justicia para todos, que genere certeza jurídica y bienestar común
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