Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“El principal problema de la humanidad hoy en día es que tenemos mentes paleolíticas, instituciones medievales, y tecnología de los dioses“ Edward Osborne Wilson

En tiempos del Covid-19, se principió a utilizar el término “distanciamiento social” como una forma de prevenir la transmisión del virus que produce la enfermedad, sin embargo no solamente el termino no está bien utilizado, además se ha hecho una realidad, nos hemos distanciado no solamente físicamente, también socialmente.

El termino correcto debió ser distanciamiento físico, porque tenemos que mantener las distancias físicas con otras personas, a las que quisiéramos abrazar, y hasta plantarles un beso de la felicidad de verlos, pero no es posible por el respeto que nos merece la persona que se encuentra enfrente, también nosotros mismos nos merecemos un respeto para nuestra salud.

En el mismo contexto, he visto en infinidad de oportunidades las largas colas que hacen diariamente en el Renap, en las que multitud de personas se aglomeran, sin las condiciones de prevención adecuadas para evitar el contagio de la enfermedad de inicios del 2020, llama la atención que aunque se ofrecen servicios en línea, en la mayor parte de las instituciones públicas, las personas se ven obligadas a presentarse físicamente a realizar gestiones que no pueden realizar en línea, como es la gestión del DPI, documento indispensable para entrar a algunos espacios públicos y privados, más aún en tiempos de pandemia en los que pareciera ser, que identificarnos sea altamente necesario para protegerse del virus, cuando para protegerse son necesarias la disciplina e higiene personal.

Dentro de las principales quejas de los usuarios del Renap, es el tiempo de espera para la entrega del necesario DPI, por ejemplo hay quienes aseguran que aproximadamente después de un mes o dos que solicitaron la renovación del documento por vencimiento, cuando se presentan a recogerlo, les responden lo mismo, que se encuentra en impresión.

Otro problema que enfrentan los usuarios es el siguiente: al 5 de octubre del presente año, publican las autoridades del Renap, que tienen a disposición de los usuarios la cantidad de 226,922 carnés de DPI para entregar, con los siguientes agravantes, a) Dicha cantidad es a nivel nacional, b) Que los mismos fueron solicitados desde hace aproximadamente seis meses, c) Que los usuarios no saben a quién pertenecen, y d) Como número de referencia para saber en qué estado se encuentra la gestión los usuarios pueden llamar al 1516, solamente que nadie contesta.

¿Cuál es el resultado de la falta de respuesta? Que con la necesidad del documento que tiene la población, derivado de que hay personal de seguridad que no acepta el documento de solicitud del documento de identificación, lo que convierte al ciudadano prácticamente en indocumentado en su propio país, se presentan a la sede del Renap más cercano para ellos, con los resultados siguientes: Aglomeraciones, falta de responsabilidad interpersonal, desesperación, lo que conlleva riesgos para los usuarios quienes son la razón de ser de la institución.

No todos los usuarios tienen las mismas facilidades para realizar los trámites en línea, por lo que después de varios días de intentarlo tienen que presentarse físicamente con el resultado en algunas sedes, que tienen que presentarse antes de las 6:00 de la mañana para que les entreguen un número, no es precisamente una persona, son cantidades que principian a aglomerarse, sin mantener el debido distanciamiento.

Lo más sarcástico de esta situación estriba en que después de mantenerse durante horas bajo el sol y la lluvia, sin medidas de seguridad alguna, cuando por fin logran ingresar, les toman la temperatura, les dan su respectivo gel para las manos, cuando ya toda la vestimenta y el cuerpo pueden encontrarse infectados debido a la sobreexposición, y cuando por fin ingresan, adentro tienen que seguir las medidas, para que cuando por fin llegan a la ventanilla, les contesten: Su documento aún no está impreso, se encuentran en proceso, el usuario pregunta ¿Qué puedo hacer para saber cuándo esté impreso y no volver a hacer la cola? Le contestan llame al 1516, y vuelve a girar la rueda del desconsuelo.

Las instituciones que no sirven a la población que las mantienen, no tienen razón de ser.

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