Cartas del Lector

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Jesús Abalcázar López – Periodista de la APG. CE. jesus.abalcázar@gmail.com

“Este ingrato Juan, no debió seguir engañando a su fiel esposa, haciéndola sufrir, sin sentido, solo por llevársela de – Gallo mujeriego – este nuestro inescrupuloso personaje, que como ya sabemos, dio origen al Tema de esta Historia”.

Vivió su vida como él quiso, nunca le importó buscar la Gracia ni el favor de Dios, ni mucho menos, cumplir a cabalidad con los Mandamientos de la Ley de Dios. Siguió cometiendo el delito de adulterio, que lamentablemente es pecado grave que lleva a la condenación por el adúltero o la adúltera y los pone de camino al infierno. Dios manda que el cuerpo de la mujer le pertenece a su marido, y, “también, que el cuerpo del marido le pertenece… solamente a ella”. Esto lo puede encontrar en una de las Cartas del Apóstol San Pablo, en el Nuevo Testamento, y esto es: Palabra de Dios, que no es un invento mío. Por eso, hermano y hermana, en el nombre Poderoso, del nombre que está, por encima de todo nombre, Yo les reprendo y les mando, que se aparten del oprobioso pecado del adulterio, porque, aparte de otras cosas, podrán poner en Paz a su conciencia y estar en paz con sus seres queridos, con sus amigos, tener buena reputación con el vecindario y ganar el respeto de la comunidad, y ya digamos, estar en paz con Dios, para que el día que recibamos el llamado, no muramos con el cuerpo y el alma, en el peligro de no alcanzar la salvación.

Esta Carta la envío a aquellos hombres que aún se encuentran libres de este pecado tan detestable, para que eviten cometerlo, porque esto los puede convertir en seres despreciables, que no son merecedores del cariño y menos el respeto de todos los que les conocen. Sí, hablamos, ahora, de “Adúlteros Activos, es decir, adúlteros en ejercicio de este detestable delito y pecado”, son tipos indignos de llamarse esposos y menos de llamarse padres de familia, de hijos abandonados y deshonrados, por hombres sucios que prostituyen un hogar que no merecen. Estos hombres, también son un peligro para la salud de la familia, a causa de posibles infecciones venéreas, aparte de que son los más seguros candidatos, pararán en un hospital, operándose La Próstata o enterrados, bajo tierra, en un Cementerio, con un boleto pagado, en el bolsillo, solo de ida, con destino al Hotel: El Infierno de Satanás. Y finalizamos hoy, anunciándoles, qué, en el próximo Artículo, hablaremos de las mujeres adúlteras, tienen que leerlo. (CONTINUARÁ).

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