Carlos Rolando Yax Medrano
La corrupción ha presentado una realidad insostenible con altos costos políticos y económicos, no solo a América Latina sino a Estados Unidos en su política exterior regional de seguridad, desde México hasta Brasil. Emilio Lozoya fue coordinador de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto en 2012 y luego fue Director de Petróleos Mexicanos -PEMEX- durante su gobierno de 2012 a 2016. Tras haber sido acusado por la Fiscalía General de la República de fraude, corrupción y aceptar sobornos por más de 10 millones de dólares, su reacción fue escapar del país. Prófugo de la justicia, fue puesto en búsqueda y captura por la Interpol, y finalmente este año aceptó ser extraditado desde España para ser testigo protegido en el caso Odebrecht. En agosto acusó por comisión de diversos delitos a los ex Presidentes Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), Felipe Calderón (2006-2012) y Enrique Peña Nieto (2012-2018).
El trabajo hecho por Iván Velásquez en la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala y Thelma Aldana en el Ministerio Público, también está dando sus frutos. No es casualidad que Alejandro Sinibaldi, con una historia similar a la de Emilio Lozoya e involucrado también en el caso Odebrecht, se haya presentado voluntariamente ante la justicia guatemalteca. Para hacerlo posible, Juan Francisco Sandoval a través de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad coordinó con el Ministerio de Gobernación el traslado de Alejandro Sinibaldi de Italia hacia Guatemala. En medio de una crisis institucional, ocasionada por el retraso de más de un año en la elección de Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones, Alejandro Sinibaldi comunicó que revelará la cooptación del Estado, desde sus estructuras y los intereses particulares que las rodean.
En ese contexto, numerosos funcionarios públicos y empresarios se han encontrado a sí mismos en una encrucijada, entre ellos el diputado Felipe Alejos. Tiempo atrás se hizo pública la posibilidad de la cancelación de su visa para ingresar a Estados Unidos y ahora lo tomó por sorpresa la posibilidad de ser involucrado, en alguno de los casos, por Alejandro Sinibaldi. Ante la ausencia del Presidente del Congreso Allan Rodríguez, su vía de comunicación con el Presidente de la República Alejandro Giammattei, debía encontrar otro medio para ejercer presión. Entonces decidió amenazar con la interpelación a Pedro Brolo, ex candidato a la alcaldía de la Ciudad de Guatemala y posteriormente designado como Ministro de Relaciones exteriores, la persona más importante del gabinete para el señor Presidente. Pedro Brolo es tan importante que, antes de tomar posesión, viajó con Alejandro Giammattei para apoyar a Juan Guaidó en Venezuela.
El combate a la corrupción y el fin de la impunidad son ejes prioritarios para la misión de Estados Unidos en Guatemala. Aunque el trabajo del Embajador Luis Arreaga pareciera ser más discreto que el de Todd Robinson, ha sido igual de importante y será igual de contundente. Con la expulsión de la CICIG cantaron victoria prematura los corruptos, algunos ancianos y otros infantes, unos del sector privado y otros del sector público. Sin embargo, desde el apoyo institucional hasta el respaldo a actores determinantes -jueces y fiscales- el tablero está acomodado y el pacto está en jaque. Pronto arribará William Popp, el nuevo Embajador de los Estados Unidos en Guatemala, y pondrá en movimiento lo que durante este tiempo ha estado gestándose para castigar el crimen organizado en este país geopolíticamente importante. Jaque mate.