Raul Molina Mejía

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Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

El proceso electoral estadounidense tiene importancia para la situación mundial, el continente americano y particularmente Guatemala. Los países periféricos seremos afectados por sus resultados; se trata del imperio y sus neo-colonias, algunas “bananeras”, como Guatemala. Viví sucesivas elecciones en EE.UU. a partir de 1983. Con abundancia de argumentos podría demostrar que todos los períodos presididos por Republicanos han sido más duros para los pueblos de América Latina y el Caribe, si bien los Demócratas también han causado mucho daño. Los peores gobiernos han sido los de Reagan, Bush Jr. y ahora Trump, con grandes costos dentro de Estados Unidos -retrocesos sociales- e impacto negativo en otras regiones del mundo. No obstante, tampoco podemos decir que los períodos de Clinton y Obama hayan servido para avances progresistas. Con Hillary Clinton como Secretaria de Estado, re-empezaron los golpes blandos y duros en Latinoamérica. Las diferencias de política exterior no han sido grandes de un partido a otro, porque ésta se define en forma bi-partidaria, priorizando los intereses del imperio. Opino, sin embargo, que no es válida la afirmación de que da lo mismo Republicanos que Demócratas, porque los primeros incluyen políticas internas de marginalización de los sectores trabajadores y populares y tienen menos escrúpulos para aplicar violencia y muerte. Se ha acentuado en el caso de Trump, que no esconde sus actitudes supremacistas y xenófobas, y de Pence, con posición fascista de “Ley y Orden”. Trump está dispuesto a todo, sin supeditarse a ninguna ley, y ha ido buscando quién le sirva mejor para consolidar su poder.

Han concluido las Convenciones partidarias para confirmar a los y la candidata para noviembre. Trump y Pence por los Republicanos, ignorando a las minorías y a las mujeres, que ofrecen a las masas poco educadas la supremacía blanca y la expulsión de las y los migrantes. Prometen seguir desmantelando todo las disposiciones “social-demócratas” (seguridad social, salud y educación a bajo costo), para continuar los jugosos negocios propios y de la gente de su entorno, y ante la descontrolada pandemia se cruzan de brazos y son incapaces de responder humanitariamente. Por otro lado están Biden y Harris, mujer afrodescendiente, comprometidos a detener la pandemia y a la reactivación de la economía sin olvidar a las familias trabajadoras. Para fines internos en Estados Unidos, cualquier persona en su sano juicio, salvo los fanáticos de derecha, debiesen votar por la plataforma Demócrata, tanto para presidente y vicepresidente como para el Congreso. En política exterior, no hay que esperar milagros: ni democracia ni el respeto a la soberanía de otros Estados están en su agenda. Para Guatemala, la elección de Biden-Harris tendría enorme repercusión. Dejaría de apoyarse a las y los corruptos y se promovería el Estado de derecho. Sería la oportunidad para concluir el movimiento por la dignidad que hace cinco años triunfó con la expulsión de Pérez y Baldetti del gobierno. La victoria de los Demócratas será aliento para nuestra determinación de acabar con el secuestro del Estado guatemalteco.

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