Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

Con un cuerpo amorfo conformado con los miembros de una elite política cada vez activa, todas y todos gestando su actuar desde el Congreso de la República, la Corte Suprema de Justicia, Salas de Apelación y el Tribunal Suprema Electoral, entre otros. Piernas y brazos, armados por la élite militar y crimen organizado. Por supuesto la cabeza la conforma la oligarquía más rancia y conservadora de la región centroamericana; ocho grupos corporativos familiares que diseñaron y financian su actuar. Pero también están otros actores que como rémoras, persiguen a esta bestia a donde vaya, alcaldes, grupos de la extrema derecha y netcenteros conforman una especie de cardumen que sin ton ni son, le siguen y se suman a los perversos intereses de esta monstruosidad.

Este horroroso y perverso fenómeno, no nació como un cuerpo único, se ha ido formando al amparo de un actuar delincuencial, corrupto e impune. La avaricia, el egoísmo y el sostenimiento del status quo han sido sus creadores, que tal y como un Frankenstein han ido tomando forma y hoy se prestan a destruir todo lo que sea necesario para resguardar sus espurios intereses. En su actuar, hay al menos tres estrategias.

La primera columna esta en el ámbito de lo político. El interés es tomar control sobre todas las instituciones que componen el Estado guatemalteco. Al mejor estilo del Estado represivo y contrainsurgente gestado en el marco del Conflicto Armado Interno, tomaran control sobre toda la institucionalidad para que está responda con recursos económicos, técnicos y humanos ha sostener la imposición del modelo económico. No repararán en si el Pueblo tiene o no condiciones dignas de vida o si puede acceder a los más elementales derechos.

La segunda columna está diseñada para hacer retroceder todos aquellos logros que se han venido gestando en la última década, particularmente en el Sistema de Justicia y destruir aquellas instituciones que bajo la Constitución Política de la República fueron creadas para servir de contrapeso al abuso de poder y la arbitrariedad. De ahí la constante agresión contra la Corte de Constitucionalidad, el Procurador de los Derechos Humanos, contra jueces, juezas y fiscales que sostienen el actuar honesto y apegado al marco legal.

Por último y no por ello menos importante, esta estrategia también tiene por columna, una política de represión y violencia contra todos aquellos y aquellas que se opongan a su régimen de muerte. Es ahí donde se gesta, la difamación, la estigmatización, las denuncias judiciales sin fundamento, los desalojos violentos contra las tierras y territorios de los Pueblos y los asesinatos. Destruir y derrotar esta bestia es la tarea histórica de los Pueblos que conformamos este territorio llamado Guatemala y que tal y como lo describió Otto René Castillo que cuando se haga el entusiasta recuento de nuestro tiempo, por los que todavía no han nacido, pero que se anuncian con un rostro más bondadoso, saldremos gananciosos los que más hemos sufrido de él.

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