David Martinez Amador

Politólogo. Becario Fulbright-Laspau del Departamento de Estado Norteamericano. Profesor Universitario,, Analista Político y Consultor en materia de seguridad democrática. Especialista en temas de gobernabilidad, particularmente el efecto del crimen organizado sobre las instituciones políticas. Liberal en lo ideológico, Institucionalista y Demócrata en lo político.

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David C. Martínez Amador

Ni siquiera hemos sido distintos durante los meses críticos de la pandemia así que es muy poco probable que seamos distintos cuando esta historia del covid19 llegue a su fin. Basta con revisar la historia.

Al concluir la mal llamada peste española el mundo no fue mejor. Durante la década de los años veinte, Europa del sur se llenó de dictaduras. Europa del Este vio cómo la URSS despertó sus ambiciones imperiales. En la zona asiática, Japón daba vida a sus propias ambiciones imperiales. Y diez años luego de esto, la segunda guerra mundial, el fascismo consolidado, la experiencia de la aniquilación sistemática en los campos de exterminio nazi. La ´gripa española´ mató 50 millones de seres humanos si nos quedamos con las cifras conservadoras. La segunda guerra mundial mató 60 millones de personas, y cien millones en su visión más pesimista. Diez años luego de esta pandemia, el mundo no fue mejor. Veinte años luego de la experiencia de esta pandemia, el mundo no fue mejor.

¿Qué nos hace pensar que cien años después de la gripe española las cosas serán distintas? Los actos de corrupción pública y privada no se reducido – sino todo lo contrario- durante estos meses de pandemia. Las fiscalías de Panamá, Honduras y Guatemala investigan por supuesta corrupción compras públicas de insumos para enfrentar la crisis del COVID-19. La riqueza tampoco se ha distribuido mejor durante los meses de pandemia. Mientras los empredimientos medianos y pequeños sufren, un reporte conjunto de la organización Americans For Tax Fairness y el Institute for Policy Studies señala que las personas más ricas a nivel global aumentaron sus fortunas pese al covid-19. Cualquier persona que tiene información básica sobre esta pandemia, sabe el riesgo que corre el personal de primera línea pero los asistentes a manifestaciones que protestan el uso de mascarillas y distanciamiento social parecen no entenderlo. Es un acto de egoísmo que bordea la sociopatía.

¿Cuántas democracias priorizaron realmente la salud sobre la economía durante los meses duros de la pandemia? Los intereses económicos lanzan a la calle a millones de personas bajo el argumento que no hay dinero para establecer una renta universal. Pero nadie ve por ejemplo, que los presupuestos de defensa se reduzcan en contextos donde los ejércitos sobran o que se cobren mayores impuestos a las grandes fortunas. Todo lo opuesto. Incluso, sobran los ejemplos de gobiernos que han dado el carpetazo a la gestión de la crisis y retoman sus agendas políticas como si nada ha pasado. A todo esto, hay que agregar que durante los siguientes años se tendrá que vivir en un contexto donde la desconfianza y el aislamiento serán la norma.

¿De qué vamos como especie? No parecemos capaces de aprender de las lecciones que la peste y las guerras nos dejan. El mundo enterrará a los muertos por el Covid, y poco se olvidará.. Olvidaremos las fosas comunes en Nueva York, los crematorios italianos, los muertos que caían cual moscas en Guayaquil, los entierros masivos en Brasil, la cantidad de personas de la tercera edad muertas en España……

El mundo seguirá girando, la guerras estallarán y los pobres pasarán hambre.

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