Gladys Monterroso
«Ver una injusticia y no hacer nada es no tener valor». Confucio
Dos noticias de prensa, publicadas con un día de diferencia, llaman poderosamente la atención en el sentido de que por una parte, un informe revela que el pasado 16 de julio se hizo un recorte presupuestario de Q110 millones a los seis hospitales que inauguró el inquilino de casa presidencial, para atender a los pacientes contagiados de coronavirus. Al día siguiente, como si se tratara de una burla, el director ejecutivo de la Coprecovid, dio a conocer que no solamente el Covid19 continuará en el país todo el 2021, sino que además el MSPAS, necesitará un presupuesto mínimo arriba de los Q15 millardos, si a ello sumamos, que hasta el momento, uno de los grandes problemas con que se enfrenta el país, sumado a todos los demás, económicos, laborales, y de salud, es la baja ejecución de los centros hospitalarios que actualmente se especializan en la atención de la pandemia, ¿De qué hablamos?.
Viviendo, como lo hacemos en el país de las más grandes desigualdades, ésta es una de las más descomunales y dañinas para el futuro cercano de la sociedad guatemalteca, veamos, se han aprobado prestamos millonarios para “afrontar” la pandemia que estamos viviendo, el presupuesto no se ha ejecutado, a pesar de haberse decretado Estado de Calamidad, por si todo fuera poco, los trabajadores (Médicos, enfermeros y personal paramédico) que prestan sus servicios en el hospital temporal del Parque La Industria, señalan un día si y otro también, algo digno del oprobio general, como es la enorme necesidad que se afronta todos los días, derivado del desabastecimiento de medicamentos, tan necesario y mayúsculo es, que ha generado que se tenga que llegar al extremo, de solicitar a los familiares de los pacientes internados en el mismo hospital que ellos los adquieran.
¿Cómo es posible que no se ejecuten transparentemente, y para lo que fueron adquiridos, tanto los prestamos como las donaciones que han sido específicamente entregadas para enfrentar la enfermad que azota a la humanidad? Es bien sabido, que el sistema estatal es en exceso burocrático, pero nada justifica que en plena pandemia, sin escuchar a los expertos, se haya iniciado la desescalada, sin preparación alguna para afrontar los resultados de las actitudes de una sociedad indisciplinada en exceso como es la nuestra.
El manejo de los recursos públicos es en demasía complejo, pero no tanto como para que a la fecha los familiares de los enfermos estén llevando insumos para los pacientes, cuando existe una gran cantidad de dinero para ser ejecutada, si a esto sumamos, la constante denuncia de falta de contratación, la evidente negligencia en la compra de lo mínimo para que los médicos, enfermeros y paramédicos se protejan, al realizar la titánica labor de estar en primera línea en la presente pandemia, situación que ha ocasionado innecesarias perdidas de valiosas vidas humanas, usted se preguntará con que propiedad califico de valiosas las vidas perdidas, todas son valiosas no hay vida que no tenga valor.
¿Cuál será metáfora que nos deje esta lección de vida? Que tantas decenas de corrupción, sumadas a los tiempos vividos actualmente, han pulverizado aún más, el sistema de salud en el país, y que desafortunadamente en el momento actual, no nos encontramos ante una situación diferente.
¿Dónde está el dinero producto de préstamos y donaciones entregadas al ejecutivo para afrontar dignamente la pandemia? Es una interrogante, para la que pueden existir varias probables respuestas, todas desafortunadas para la población, ninguna que nos pueda satisfacer.
No hemos tenido, hasta el momento, equipo de gobierno que llegue con la intención de servir a la población, todos han llegado a servirse el erario público, y por lo visto, estamos viviendo más de lo mismo, lo que repele bastante, más aún cuando se contempla la enorme pobreza en la que vivimos el 60% de la población, ya éramos pobres, hoy lo somos más, porque aunado a todas nuestras deficiencias, debemos sumar un colapsado sistema de sanidad.
Si no se soluciona el problema de corrupción galopante, del que deriva el de salud, nos encontraremos ante una necesaria desobediencia civil.
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