Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

ANARQUÍA: Palabra que significa: “Ausencia de poder público. Desconcierto, incoherencia, barullo” y el ejercicio de ésta se denomina ANARQUISMO, que es “Doctrina que propugna la supresión del Estado”. Diccionario de la Lengua Española.

Vivimos una época muy especial con toda clase de tribulaciones: pena, tormento, aflicción moral, persecución o adversidad que padece una persona, en la que, de acuerdo con los lineamientos gubernamentales cada persona es responsable de su vida y, de hecho, de contraer o no, el virus delCovid-19.

No entro al análisis de las motivaciones o irresponsabilidad del Gobierno por tal circunstancia, porque de acuerdo al artículo 1º de la Constitución “El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la realización del bien común” entonces, quienes fueron electos para dirigir el Estado por medio del Organismo Ejecutivo, están en la obligación de cumplir con lo estipulado en los dos primeros párrafos contenidos en el artículo 182 de la Constitución pues para ello se les eligió y ELLOS JURARON en un pomposo acto protocolario cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes.

El artículo 2º del mismo cuerpo legal establece: “Es deber del Estado garantizarle a los habitantes de la República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona”. Acaso ¿Se les olvidó el juramento que hicieron ante la sociedad, o sólo fue un formulismo? SI LO JURARON, ENTONCES QUE LO CUMPLAN porque de lo contrario pueden ser denunciados, procesados y sentenciados por violar el artículo 155 de la Constitución.

La anarquía gubernamental no es nueva, es un lastre administrativo heredado por generaciones y se manifiesta en casi todas las instituciones del Estado con las conductas de prepotencia, abuso, acoso, desfalco, apropiaciones indebidas, contratos de obra amañados, nepotismo, concesiones a particulares y empresas transnacionales lesivas al mismo Estado, fraude de ley, robo hormiga, plazas fantasma y mil y una formas más de defraudación al erario nacional.

Los actuales gobernantes de los tres organismos del Estado y municipalidades deben ser cautos en el ejercicio de su función, porque tarde o temprano pudiera ser que, si no lo hacen ahora, deban de rendir cuentas ante los Juzgados cuando termine su inmunidad, a no ser que, se salven por muerte natural o se los lleve el Covid-19 de forma anticipada.

¿Por qué está enraizada la corrupción en Guatemala? He aquí algunas respuestas: 1) falta de valores éticos, 2) necesidad de ascenso económico vertical, 3) pobreza económica en su infancia y juventud, aunque esa no es razón, 4) compra y venta de dignidad, 5) deseo de ser reconocido como personaje adinerado (porque la mona aunque se vista de seda… mona se queda), 6) complejos de inferioridad intelectual y otros más que sería interminable enumerar.

Los funcionarios ejercen las directrices marcadas por los capitales y se sienten honrados de servir a sus patrones a quienes ni siquiera llegan a conocer, pero en su ilusión, ellos creen ser parte de esa élite, aunque sea como sirvientes de burguesía.

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