Raul Molina Mejía

rmolina20@hotmail.com

Nació el 20/02/43. Decano de Ingeniería y Rector en funciones de USAC. Cofundador de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG) en 1982. Candidato a alcalde de la capital en 1999. Profesor universitario en Nueva York y la Universidad Alberto Hurtado (Chile). Directivo de la Red por la Paz y el Desarrollo de Guatemala (RPDG).

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Raúl Molina

Cedo mi espacio a médicos y médicas que en 1980 se graduaron en compañía del hoy jefe del Ejecutivo. Ese año, cuando cumplí el mandato de ser Rector en funciones de la USAC, fue particularmente trágico para la universidad. Terminaban su carrera de medicina, en la Facultad dirigida por Rolando Castillo, una gran cantidad de estudiantes, algunas y algunos muertos ese año y siguientes por la represión estatal. Apenados por la situación hoy, se ha producido la carta siguiente:

“Señor Presidente Dr. Alejandro Giammattei: Nosotros, algunos de los médicos compañeros de su promoción de 1980, la cohorte más numerosa de la Facultad de Medicina de la USAC, guardábamos la esperanza de que un colega médico tomando las riendas del gobierno, podría realmente contribuir a transformar el país. Cuando escogió el camino en administración y servicio, algunos le confiamos nuestro voto. Otros le conferimos el beneficio de la duda, asumiendo que habría de mantener la misma vocación de servicio que le tiene donde está.

Queremos plantearle ahora, nuestro PROFUNDO DESCONTENTO Y FRUSTRACIÓN por el desastroso manejo gubernamental de la pandemia de SARS-CoV-2, particularmente en lo referente a la protección del personal sanitario de primera línea de atención. Muchos de sus colegas en esa situación han fallecido y siguen sucumbiendo, debido a la negligencia en la ejecución de planes de acción y estrategias adecuadas, que, hasta ahora, sólo han respondido a la CORRUPCIÓN galopante o a INTERESES particulares cercanos a su gobierno. Ha sido además desmoralizante, cómo ha tratado usted a algunos de sus pares médicos: sin dignidad, deferencia, tolerancia ni respeto alguno. A esa displicencia, se suma la indiferencia del Colegio de Médicos, incapaz de resguardar la seguridad de sus agremiados.

La pandemia de SARS-CoV-2, rebasa por completo la capacidad del Ministerio de Salud; empero, el elefante blanco del Hospital Militar, del cual usted podría disponer para esta emergencia, permanece ajeno, rezagado e inútil, pese a que su presupuesto proviene de nuestros impuestos. Necesitamos que “nuestro compañero, el Presidente”, honre ese Juramento Hipocrático que un día se comprometió a cumplir. Requerimos de su decidido apoyo para luchar en condiciones adecuadas y con los recursos técnicos y equipo necesarios para enfrentar esta enfermedad. Exigimos, entonces, por este medio, AGILIZAR la adquisición de insumos apropiados para proteger a los colegas en la primera línea de atención; el pago inmediato de salarios atrasados y beneficios ofrecidos; la dignificación del gremio médico, el sector peor pagado del país; y la transparencia TOTAL en el manejo de esa deuda multimillonaria adquirida por su gobierno. Recuerde que este compromiso con el pueblo es su oportunidad para hacer la diferencia”.

Dos profesionales me la han hecho llegar, después de una consulta amplia a integrantes de la promoción 1980 que aún sobreviven. Aunque, personalmente, nunca he podido dar el beneficio de la duda a Giammattei, confío en que responda, con hechos y no con palabras, a la altura de las circunstancias. Lo último que se pierde es la esperanza.

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