Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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El reto que tiene el gobierno del presidente Giammatei, ahora que inicia una reapertura de la economía nacional (que valga decir, nunca estuvo completamente cerrada), es inmenso y abrumador. No quisiera estar en sus zapatos, o en los de sus ministros de Economia o Finanzas.

Las secuelas económicas que ha dejado el COVID-19 han sido devastadoras, con el cierre, forzado o no, de miles de micro, pequeñas y medianas empresas que las ha puesto en una situación financiera muy desfavorable, por decir lo menos. Las MIPYME, como se le conoce a este sector de la economía, son negocios que tienen desde un solo trabajador, hasta 200 trabajadores y que reportan ventas de hasta 15,420 salarios mínimos. De acuerdo al Banco Mundial, este tipo de empresas genera hasta el 50% del empleo a nivel mundial y contribuye hasta con un 40% del PIB (hablando únicamente de las que están inscritas en la economía formal). Es decir, son un motor muy importante en la economía mundial y en Guatemala no son la excepción. De hecho, en economías como las europeas o la estadounidense, la columna vertebral de su crecimiento económico han sido las pequeñas y medianas empresas. En nuestro pais, lamentablemente, esta distinción la tienen las remesas familiares, que año con año crecen de forma sostenida a doble dígito, aun en estos tiempos de pandemia.

Los créditos que el gobierno ha anunciado tan pomposamente para que las micro, pequeñas y medianas empresas puedan hacer frente a los compromisos durante esta crisis, han sido insuficientes, además de que el banco elegido para otorgarlos creo que carece de la infraestructura necesaria para hacerse cargo de una responsabilidad de estas dimensiones. Considero que este financiamiento no debió haberse contemplado únicamente para suplir necesidades de capital de trabajo. Este tipo de negocio necesita también de financiamiento y de apoyo técnico en gestión, no solo para sobrevivir una pandemia, sino también para buscar nuevos productos, nuevos mercados, agenciarse de conocimiento y tecnología para apuntalar su crecimiento, organización y la forma en que administran sus recursos. Al ser empresas con flujos de caja y fuentes de financiamiento muy limitados, su acceso a créditos por medio de la banca es sumamente escaso y caro, ya que representan un alto riesgo de recuperación para los bancos, quienes obviamente compensan el riesgo con una mayor tasa de interés.

Es por ello que un tema fundamental en el que deben trabajar el presidente y su gabinete económico para la recuperación económica de nuestro pais, es apoyar financiera y tecnológicamente a la micro, pequeña y mediana empresa, proveyendo plataformas de recursos y servicios, no solo en la capital, sino que a nivel departamental, tanto urbano como rural, para que puedan ser aprovechadas por este sector que ha sido visto con tanto desdén por parte de nuestras autoridades, y que pueden llegar a ser un motor importante para recuperar el consumo interno, y por ende generar oportunidades y desarrollo más incluyente para los estratos que han sido más golpeados por esta pandemia.

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