Mañana se cumplen dos semanas desde la última cadena nacional en la que el Presidente anunció la nueva estrategia de alertas o semáforos que se implementaría de acuerdo a la progresión de los contagios en el país. En términos generales se puede decir que ya la población sabe diferenciar entre los colores verde, amarillo, naranja y rojo y sabe que el ideal es verde y lo más duro es el rojo, pero en términos generales es la única información adicional que se le trasladó durante estas dos semanas.
Mañana sin duda será el anuncio de la forma en que vamos a empezar a manejar la actividad económica en medio de la crisis que es una parte esencial para salir adelante. Algunos abogan por la apertura total y hasta dicen que es ético, para seres humanos que de todos modos tendrán que morir, abrirlo todo y dejar en manos de cada individuo la responsabilidad de si se contagia o se salva, para repetir la ya célebre frase con la disyuntiva obvia que planteó Giammattei. Otros piensan que el Estado si tiene un papel que jugar en la prevención y contención y que hay actividades de alto riesgo sobre las que no se puede actuar de manera tan liberal.
Lo cierto del caso es que una crisis que se suponía que debía unirnos está terminando por ahondar las tradicionales fracturas que presenta nuestra sociedad y el tema ha sido politizado no sólo por la oposición sino por el mismo gobierno que ha tratado de sacar provecho de la crisis para avanzar en su agenda a favor de la impunidad. Ni el gobierno ni la oposición han, hasta ahora, atinado a generar una visión integradora que ayude a superar ancestrales diferencias y lejos de eso vemos que las mismas se acrecientan en un contexto que las hace mucho más peligrosas.
Mañana tendremos la noticia final de lo que decide el gobierno respecto a la implementación de las nuevas acciones para tratar de contener la pandemia. Los quince días ofrecidos “para ir conociendo y acostumbrarnos a la nueva normalidad” no fueron debidamente aprovechados porque el traslado de la información se quedó en la parte visual de los colores.
Toda estrategia tiene que descansar, desde la parte estatal, en la masiva realización de pruebas y el rastreo de todos los casos positivos, y ciudadano le corresponde el énfasis en el uso de mascarilla, distanciamiento social e higiene. La acción gubernamental es necesaria y estamos lejos de las pruebas masivas y a años luz del rastreo. En la parte ciudadana hay evidente compromiso de mucha, aunque no toda la gente, pero, como dijimos alguna vez, la necesidad tiene cara de chucho y hace que mucha gente se exponga. (por favor no se quite la mascarilla y menos cuando no hay distanciamiento).
Esa es la panorámica hoy, a pocas horas de saber qué dispondrá el gobierno.