Jorge Santos

jsantos@udefegua.org

Defensor de derechos humanos, amante de la vida, las esperanzas y las utopías, lo cual me ha llevado a trabajar por otra Guatemala, en organizaciones estudiantiles, campesinas, de víctimas del Conflicto Armado Interno y de protección a defensoras y defensores de derechos humanos. Creo fielmente, al igual que Otto René Castillo, en que hermosa encuentra la vida, quien la construye hermosa.

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Jorge Santos

Según el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece que “la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”, es decir que sin importar clase social, sexo, religión, orientación sexual o Pueblo al que pertenezcamos nacemos con dignidad y es una cualidad que mantenemos a lo largo de nuestra vida. Esta dignidad ontológica hace alusión a que todos los seres humanos somos capaces de crear, modelar, construir, cambiar y mejorar nuestra existencia ejerciendo la libertad, por medio de la toma de decisiones para vivir con dignidad. Pero también podríamos decir que la dignidad tiene otra modalidad en ámbitos más colectivos y la cual se refiere a como nos comportamos, cuales son nuestras conductas sociales, costumbres y/o tradiciones a seguir.

Es necesario abordar este tema, dado una serie de hechos acontecidos durante los últimos meses, particularmente desde la asunción de Giammattei al poder político y como la sociedad guatemalteca y los Pueblos que habitamos este país hemos dado respuesta a estos. Prácticamente una vez juramentado en la presidencia, este personaje a develado la verdadera dimensión de su personalidad, sus intenciones y por ende su posición frente a la dignidad socialmente hablando. Este Presidente ha hecho gala de su ignorancia, prepotencia, abusivez y una capacidad impresionantemente grande de mentir.

Desde ser incapaz de nombrar a personajes políticos de la oposición y referirse a ellos y ellas con sobrenombres, frente a la incapacidad de refutar con actos lo que en teoría esta obligado a realizar o las múltiples veces que ha agredido a distintos periodistas que “se atreven a interrogarle” en lo que es su harta obligación constitucional o bien las reiteradas mentiras frente a las demandas de la ciudadanía y personal médico, de que dote de equipo de protección, insumos hospitalarios y salarios para los médicos. Todos y cada uno de estos hechos, dan muestra de una ausencia absoluta de dignidad propia de parte del presidente, pero también sobrepasar la dignidad de otros y otras.

Pero recientemente, dos hechos dan cuenta de la bajeza del personaje en cuestión, uno la interrupción y posterior trato del presidente hacia una autoridad ancestral y a jóvenes del municipio de Comalapa, así como el encuentro fortuito que sostuvo con la Procuradora Adjunta de los Derechos Humanos Claudia Maselli y la Defensora del Derecho a la Salud Zulma Calderón.

Los Pueblos han respondido con toda la dignidad que les antecede y lo han declarado Non Grato en sus territorios y el malestar de la población crece, en la medida que este presidente hace lo que le dicta la oligarquía, dejando de lado el bienestar, la salud y la vida de la población. Mientras el presidente se hunde más y más entre su ignorancia y soberbia, el Pueblo va tomando conciencia de su papel en este momento histórico y va dando paso a que su dignidad despierte.

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