Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Hay momentos en la vida en los que uno nunca se olvida donde estaba y qué hacía. El 23 de marzo de 1994 estaba en el antiguo cuarto de mis progenitores, sentado en el piso viendo televisión, cuando recuerdo la expresión de mi papá: ¡Mataron a Colosio! Con tan solo 11 años solo supe que habían asesinado a alguien que entusiasmaba a muchos pero no tenía plena conciencia por qué.

Cuando se cumplieron 10 años de su asesinato, empecé a adentrarme un poco más en su historia pero Guatemala no atravesaba los tiempos por lo que hoy navegamos y su legado, que siempre me ha sido un referente, se sentía importante pero no parecía arrojar las luces que ahora le ofrece a una sociedad que necesita un rumbo más allá de la polarización que algunos sabiamente han exacerbado.

Luis Donaldo Colosio Murieta (Q.E.P.D.) era un economista de ascendencia española e italiana que fue bendecido con la oportunidad de educarse y la supo aprovechar al máximo. No era un hombre millonario ni de los círculos poderosos de México, pero si un hombre que supo labrarse su propio camino.

Video: Rodolfo Ignacio Camposeco Torres

Nadie en este planeta, puede decir que ese PRI, que para ese entonces llevaba más de 60 años en el poder y que durante esas décadas “instalaba” al Presidente a dedo, era un partido socialista y por lo tanto, el expresidente Carlos Salinas de Gortari no iba a elegir un candidato que fuera desviar “ideológicamente” al partido.

Y es necesario aclararlo, porque si Colosio viviera hoy en Guatemala, su sola forma de pensar haría que las mentes habilidosas que desean más quedarse en la forma que entrar en el fondo, tratarían de tacharlo de izquierdista para tener que evitar debatir sobre su forma de poner el dedo en la llaga en torno a los problemas estructurales de México, que eran, son y seguirán siendo muy similares a los que tenemos en Guatemala.

Colosio sí quería desviar al partido de las mañas del pasado porque, como buen economista, sabía que no podrían dar respuestas a las demandas de los ciudadanos con los mismos vicios de siempre. Por eso, aquel famoso 6 de marzo dijo: “No queremos ni concesiones al margen de los votos ni votos al margen de la ley”, porque en esas época al PRI se le acusaba de robarse, literalmente, las elecciones.

Para no ocupar espacio, cuelgo en la columna un resumen publicado por Rodolfo Ignacio Camposeco de aquel famoso discurso, con el que marcó su ruptura con las mañas de Carlos Salinas de Gortari. Tan solo 18 días después fue asesinado con más dejos de impunidad que justicia.

Dijo Colosio, entre otras cosas: “Yo veo un México de empresarios de la pequeña y mediana empresa, a veces desalentados por el burocratismo, por el mar de trámites, por la discrecionalidad de las autoridades. Son gente creativa y entregada, dispuesta al trabajo, dispuesta a arriesgar, que quieren oportunidades y que demandan una economía que les ofrezca condiciones más favorables.”.

Le mandó un dardo a quien lo había designado porque cuando se busca ser correcto y cambiar hay silencios que no se pueden guardar: “Yo veo un México con hambre y con sed de justicia. Un México de gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían de servirla. De mujeres y hombres afligidos por abuso de las autoridades o por la arrogancia de las oficinas gubernamentales.

Traigo a colación lo anterior porque quienes hoy sienten que es un buen camino desobedecer a la Corte de Constitucionalidad (CC), apoyar el papel de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), apoyar el Plan Alejos de Gustavo y la operación de Felipe y Cía., aceptando que el Gobierno nos quiera hacer creer que es ajeno cuando no lo es, están más que equivocados. Reformemos y actuemos para cambiar, no para regresar al pasado.

Las distorsiones a la ley son pésimas para los negocios, harán que nos cueste el doble levantarnos y allanarán el camino para que algún populista que busca reivindicación y venganza más que cambio, gane en las urnas.

Abramos los ojos. Escuchar, recordar y analizar la propuesta de Colosio es una luz oportuna.

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