Walter Juárez Estrada
Grandes retos y desafíos tendrá la nueva cúpula de Salud Publica encabezada por María Emilia Flores, quien sustituyó a Hugo Roberto Monroy, quien no pensó que la pandemia del coronavirus le iba cambiar el rumbo de su vida y aceptar una carga que no pudo cumplir y con la confianza del presidente Geammatei, quien hizo lo humanamente posible para hacerle frente a la crisis, que ha causado la muerte de más de un millón de personas en el mundo y una cifra superior se debate entre la vida y la muerte.
Flores conoce el ramo y llega con su equipo de vice ministros, Nancy Pezzarossi, Edwin Montufar, Ana Lucia Garcés y Francisco Coma, quienes deben cumplir las exigencias de los médicos, quienes cuestionaron al ministro saliente al no acceder a sus constantes requerimientos como era nombramiento de nuevos galenos, auxiliares de enfermería, mejorarles sus salarios y lo más importante equiparlos con equipo moderno para no ser contaminados.
Quienes impugnaron el trabajo del ex ministro nunca conocieron la magnitud que iba tener la crisis de la pandemia, que ha golpeado al mundo en todos los aspectos, no solo de salud, también en la economía, con una tasa eleva de desempleo, que ya dejó secuelas imposibles de borrar en corto tiempo. El gobierno guatemalteco hubo de implementar severas restricciones: horarios de confinamiento, ayudar a la economía informal y otras exigencias derivadas de la expansión de la corona.
Los retos y desafíos de la cúpula salubrista son de grandes dimensiones y todos debemos colaborar y evitar que la pandemia siga causando más víctimas y será en su momento que se tendrán que trazar nuevos proyectos en la administración Geammatei, que nunca pensó que en los 20 años que luchó por ser presidente como médico se iba a enfrentar a una pandemia, accionó a mes y medio de asumir el mando, cuando supo que un vecino de San Pedro Sacatepéquez, que vino del extranjero estaba contaminado con el COVID 19, que lo forzó a demandar del Congreso, la erogación de varios millones para la construcción de hospitales móviles en varias regiones, pero hacen falta médicos y el equipo necesario para los infectados.
Los funcionarios salientes tendrán el control de la Unidad de la Construcción de nuevos hospitales en las zonas donde la pandemia ha causado mayor crisis, y manejaran sumas millonarias que deben tener el control de las instancias respectivas y rechazar los sobornos y la corrupción que también es un mal endémico que es difícil de curar porque por años ha corrido en las venas de funcionarios, políticos del sector privado que se mueven entre bambalinas para lograr beneficios.
Le damos el beneficio de la duda a la doctora Flores y su equipo, pero sabemos que el reto es de dimensiones gigantescas por la epidemia que continúa al alza, con más de un millón de fallecidos y un número superior de infectados y es digno de reconocimiento a todo el personal medico, auxiliares y colaboradores que se han expuesto sus vidas para menguar la crisis y desafortunadamente prestigios galenos han muerto.