Grecia Aguilera

Periodista, escritora, filósofa y musicóloga. Excelsa poeta laureada. Orden Ixmukané, Orden de la Estrella de Italia, Homenaje del Programa Cívico Permanente de Banco Industrial, Embajadora y Mensajera de la Paz.

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GRECIA AGUILERA

No debemos ser temerarios ante la pandemia que estamos sufriendo a nivel mundial, es una tragedia que ha tocado a muchas personas, desde los que han enfermado, los que han perdido seres queridos, hasta los que han sido afectados económicamente. No es una enfermedad común, es una enfermedad altamente infecto-contagiosa, que conlleva una tardía recuperación y en el peor de los casos la muerte, especialmente a personas con enfermedades crónicas y de la tercera edad. Por ello aunque sea difícil para algunos o para todos, no hay que salir de casa o hacerlo solamente si es necesario, respetar las indicaciones del Gobierno de Guatemala principiando por el toque de queda y así también respetar a las personas que están trabajando fuera de su hogar, principalmente a los médicos, enfermeras, enfermeros y personal paramédico, así como seguir las indicaciones de higiene que parecen repetitivas como el lavado de manos por más de veinte segundos, utilizar mascarilla en lugares públicos o el trabajo, no tocarse los ojos, nariz y boca sin haberse lavado las manos, continuar con el distanciamiento social y mantener una distancia de más de un metro entre las personas. Y recordemos de nuevo quedarnos en casa, y qué mejor en nuestra casa, como afirmaba Cicerón: “No hay lugar más encantador que el propio hogar.” Y Sarah Ban Breathnach: “Sé agradecido por el hogar que tienes, sabiendo que en este momento, es todo lo que necesitas.” Mi dilecta amiga Ada Luz Veras de Díaz opina que debemos seguir las reglas de distanciamiento social por causa del Covid-19, lean con detenimiento sus consejos y ejérzanlos por el bien de todos: “Yo uso mascarilla en público y voy a estar a dos metros de distancia, no para mí, sino para ti. Quiero que sepas que soy lo suficientemente educada para saber que podría ser asintomático y pasar el virus. Yo no ‘vivo con miedo’, sólo quiero ser parte de la solución, no del problema. No siento que el ‘gobierno me controla’ ni que ‘están restringiendo mis libertades’, ya que sería muy irresponsable ponerlas por sobre todos si estas pueden hacer enfermar gravemente a alguien vulnerable. Siento que soy una adulta contribuyendo a la sociedad y quiero enseñar a los demás lo mismo. El mundo no gira a mi alrededor, no es todo sobre mí y mi comodidad. Si todos pudiéramos vivir con la consideración de los demás en mente y tener más empatía, el mundo entero sería un lugar mucho mejor. Usar mascarilla, estar a dos metros de distancia, lavarse las manos, no me deja débil, asustada, o incluso ‘controlada’; me deja atenta, cuidadosa, respetuosa. Imagina, por un instante, que alguien cercano y querido para ti enferma y tiene complicaciones… Tenemos que mostrar que la cortesía todavía existe. Respetar es valorar tanto a los que trabajan en salud como a las personas que enferman. Valora la vida.” El astronauta estadounidense Scott Kelly piensa que: “La propagación del Covid-19 nos demuestra que lo que compartimos es mucho más poderoso que lo que nos mantiene alejados, para bien o para mal. Todas las personas están inevitablemente interconectadas, y cuanto más nos unamos para resolver nuestros problemas, mejor estaremos. He visto a los humanos trabajar juntos para superar los retos más complejos que podamos imaginar, y sé que somos capaces de salir adelante si todos ponemos de nuestra parte y trabajamos en equipo.” Y el Santo Padre Francisco les recuerda a las familias que no salgan de casa y les dice: “Tal vez el único horizonte que tienen es el balcón, y ahí dentro, la familia con las niñas, los niños, los padres… Pero es necesario que puedan encontrar una forma de comunicarse bien entre ellos, para construir relaciones de amor en la familia, y para superar la angustia de este tiempo juntos.”

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