Pedro Pablo Marroquín

pmarroquin@lahora.gt

Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

post author

Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82

Déjeme que ahonde respeto a lo que expresé en el titular.

Esta pandemia nos ha enseñado mucho, pues nos ha puesto en situaciones jamás vividas con anterioridad y ha sacado en la mayoría de casos lo mejor del ser humano y en otros, ha mostrado la faceta de algunos que nos permite entender por qué no podemos construir situaciones distintas en beneficio del país.

En una sociedad es como el trabajo en un grupo y se resume en lo que enseñan en INCAE: somos un equipo pero con responsabilidades individuales y termina siendo la suma de todos los esfuerzos lo que inclina la balanza en diversos sentidos.

Dicho lo anterior, ya sabemos en términos del sistema en qué condiciones debemos enfrentar esta pandemia. Con las acciones de una minoría pero especialmente con las omisiones y la indiferencia de una inmensa mayoría, dejamos que este Sistema de Salud lleve al menos 30 años girando alrededor del negocio a costa de la salud, de mejorar la calidad de atención y de incrementar la capacidad para servir a la gente.

Y si ya sabemos que vivimos en un país en el que su precario Sistema de Salud no tiene capacidad para atendernos en masa, debemos tener plena conciencia de las medidas que debemos tomar con el afán de hacer todo lo que esté en nuestras manos para no enfermar.

Se entiende que para mucha gente eso de #quédateencasa es una bofetada porque deben salir no por diversión o entretenimiento, sino porque deben granjearse a diario los frijolitos para llevar a la mesa, pero es indispensable que se cumpla con las medidas dispuestas de uso de mascarilla, mantenimiento de la distancia de 1.5-2 metros y el no tocarse los ojos, la nariz o lo boca sin haberse lavado las manos. Hacer las cosas se vuelve más tardado en muchos casos, pero necesitamos tomar medidas para preservar la salud y no seguir alargando esto.

Y para los que el #quédateencasa no es una bofetada y se logra el teletrabajo, tenemos la harta obligación de contribuir a la causa y por eso, es que situaciones como la de la fiesta (que solo evidencia otras cosas que se dan y que lloran sangre), nos pintan de cuerpo entero porque desnuda a una parte de la sociedad que siente que las reglas no son para ellos.

Si nosotros hacemos nuestra parte, estaremos en una mejor posición para demandarle al Gobierno dos cosas: una, que aceleren los esfuerzos para que de forma transparente se proceda con las acciones necesarias para atender a todo el personal médico, asegurar insumos (incluidas más pruebas) y que la ayuda dispuesta a los grupos vulnerables y que están en complicada situación se pueda agilizar (sé que algunos se esfuerzan).

Y dos, después de ver lo que es enfrentar la pandemia con cascaritas de huevo, el Gobierno no puede regresar a las andadas y volver a pactar con Gustavo Alejos (que aparece en todos lados) la elección de cortes como lo hizo para elegir a la mafiosa Junta Directiva del Congreso y el Presidente debe sacar su carácter pero para entrarle de lleno a reformar los vicios que hoy nos tienen en trapos de cucaracha. Si esto no ocurre, las intenciones quedarán muy claras.

Aunque parezca increíble, el futuro está en nuestras manos porque si cada quien asume su rol, podremos reducir el tiempo que dure el pico de contagios (por experiencias en otros países dura de 3 a 6 semanas) y si lo logramos, pasar a las otras fases se vuelve factible y con ello ir materializando la tan necesaria reapertura de la economía.

De nada sirve que algunos se quejen si hacen todo lo necesario para que sigamos en estas condiciones sin que podamos avanzar de fase. Estemos o no de acuerdo con todas las disposiciones del Gobierno, debemos acatarlas porque de lo contrario veremos una película de más terror.

Responsabilidad y balance nos toca a todos.

Artículo anteriorEl pecado mortal del gobierno: el engaño
Artículo siguienteSubsistencia y parranda, necesidades distintas