Walter Juárez Estrada
La Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia de Covid, a pocos días de su integración se desintegró al renunciar los médicos Eduardo Arathoon y Hugo Eduardo Pezzarossi, con argumentos pocos solidos e inconsistentes, señalando que el origen de su decisión se asienta “por inconvenientes en la planificación” sin hacer mayores comentarios y será el prestigioso epidemiólogo Edwin Asturias, quienes de sus colegas pueden unirse para combatir la expansión de la epidemia creció como se había previsto, dejando miles de víctimas mortales y una cantidad de infectados.
Arathoon y Pezzarossi arguyen en su separación de dicha comisión que “no se les explico en qué consistía su trabajo”. De ser así, en términos fríos la responsabilidad es del ministro de salud pública Hugo Monroy, que le está lloviendo sobre mojado, pues se ha solicitado su separación por diputados y sectores que creen que la falta de médicos en los hospitales móviles creados por la emergencia y los tradicionales de la capital, no han sido abastecidos como se ha requerido y la expansión del virus trastoco lo que el gobierno planifico el día en que se reportó en marzo, la primera víctima mortal de la pandemia.
En relación a la desarticulación de la Comisión a pocos días de su juramentación, obliga al presidente Giammattei, avenir a los dimitentes para que desistan de su renuncia y hallar la fórmula para que sus requerimientos sean cumplidos, si es verdad la razón de su separación. Hay que tomar en cuenta que los doctores Arathoon y Pazzarossi, son profesionales de prestigio y preocupa que cuando la pandemia está en la cúspide –como se había previsto-, la comisión quedo desarticulada y compete a todos los sectores de salud e incluso al Colegio Médico, no dejar solo al gobierno, que ha hecho lo que esta a su alcance para que la crisis no se expanda y siga causando más muertes.
Obliga al gobierno reorganizar la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia de Covid 19, para no desatender a los contagiados con el virus, que se ha extendió en todo el país: empleados y funcionarios de todas las instituciones del estado y privadas, se han contaminado. Los hospitales móviles creados al conocerse que el virus había llegado a Guatemala, “para quedarse”, están saturados y en los privados se exige a los pacientes Q.50.000.oo de garantía previa, más el tratamiento que es elevado y no reciben la atención que requiere una curación difícil de predecir, que se convierte en lucro y una acción inhumana y la DIACO, debe abrir los expedientes y denunciar a los centros hospitales privados que se están aprovechando de una ocasión para explotar y lucrar, siendo inhumano, en consideración que nadie conocía la magnitud de una pandemia que revoluciono al mundo y los hospitales nacionales están abarrotados de pacientes, donde el personal médico y sus auxiliares hacen lo humanamente posible para salvar vidas y exponiéndose que ellos, también sean contaminados.