El personal de salud ha vivido un calvario para poder recibir sus salarios. En la imagen, parte de la jornada que realiza a partir de ayer varias entidades para facilitar los procesos de contratación en el Parque de la Industria Foto La Hora/Ministerio de Salud

El drama que significa la contratación del personal indispensable para hacer funcionar los hospitales de emergencia, gente que ha vivido un calvario sin lograr el pago que llegue tras meses de estar trabajando, es atribuido a los controles existentes en la burocracia que impiden agilidad para resolver ese problema que tiene aristas de inhumanidad. Pero entendiendo el funcionamiento de la administración pública uno se da cuenta que para hacer desembolsos cuando hay movida de por medio la agilidad es extrema y nadie pone obstáculos, sobre todo cuando hay un Estado de Calamidad como el que tenemos ahora, que permite gastar a manos llenas sin cumplir los requisitos de la Ley de Compras y Contrataciones del Estado, pero resulta que ese parámetro de manga ancha no se puede aplicar en lo que de verdad es esencial, es decir disponer del personal médico y paramédico y de limpieza que pueda salvar vidas.

Y así es como funciona en general nuestro sistema administrativo y por eso vemos que es más fácil que la Contraloría haga reparos centaveros y denuncie a funcionarios realmente menores, mientras se hace de la vista gorda de los millones que se roban desde las más altas posiciones de gobierno.

En resumen, lo que hay que entender es que estamos en un sistema donde se trata de dar la apariencia de fiscalización y control en el manejo de recursos de poca monta, esos que no están a disposición de los meros jefes para disponer de ellos sin rendición de cuentas. Para crear plazas fantasma no hay requisito, pero para pagarle a un médico o personal de enfermería se tiene que vivir un calvario.

Y todo eso no es casual, pues es producto de un bien estructurado y planificado sistema hecho para asegurar el saqueo impune de los recursos del país. No hay otra explicación al ver cómo pueden gastar a manos llenas en las compras de emergencia, sin la menor rendición de cuentas, mientras que en la contratación de personal resultan peros por todos lados y los requisitos se vuelven tan inmensos que son imposibles de cumplir. Un funcionario puede disponer que un empleado trabaje en su casa sin que nadie le ponga atención al tema, pero no puede contratar a un médico con un muy modesto salario para que se haga cargo de pacientes cuya vida pende de un hilo en algún intensivo.

¿Hasta cuándo vamos a entender que el sistema fue diseñado para robar, para el saqueo absoluto e impune y no para promover el bien común con eficiencia y, peor aún, hasta cuándo lo vamos a tolerar?

Redacción La Hora

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