Un hombre con síntomas de COVID-19, es trasladado por cuerpos de socorro al Hospital General San Juan de Dios. Foto La Hora/Moises Castillo/AP

Hablar de un precario Sistema de Salud en Guatemala es mucho decir porque la verdad es que carecemos de lo que puede y debe entenderse como un sistema para atender las necesidades de la población y uno de los asuntos críticos es que el Estado de Guatemala es uno de los que menos invierte en salud, a lo que hay que agregar que esa escasa inversión va a parar a los bolsillos de los funcionarios. Y no se crea que es un asunto que inventó Gustavo Alejos, aunque él llegó a perfeccionar el saqueo que ya venía de antes bajo la dirección de otros personajes.

En otras palabras, lo que aparece como inversión en salud, si se analiza el presupuesto de gastos de la Nación a lo largo de las últimas décadas, no merece ese calificativo porque el destino del dinero fue otro, marcado por la corrupción.

En el tema de salud, como en el resto de la administración pública, siempre ha habido corrupción, pero de manera sistemática y tan eficiente no se había visto sino hasta en esta llamada era democrática que arranca con el gobierno de Vinicio Cerezo. Y en el tema de salud pública, era obvio que los funcionarios recibían coimas, pero la estructuración sistémica del saqueo arranca concretamente en el gobierno de Ramiro de León Carpio, cuando el ministerio cae bajo el control de uno de los fabricantes y proveedores de medicinas ampliamente conocido por sus formas de proceder. De León Carpio fue debidamente advertido de cómo estaba operando la estructura que tenía el control del ministerio y de la que era parte el mismo ministro, pero aún sabiendo detalles, maliciosamente pidió pruebas tangibles, “suficientes para ser presentadas en un tribunal”, sabiendo perfectamente que la red era tan hábil que no dejaba huellas de ese tipo.

Y de allí para acá lo que hemos tenido es cambios en los que dirigen y se benefician de la estructura y es obvio que desde el gobierno de Berger el poder de Gustavo Alejos se fue incrementando exponencialmente, no digamos ya en tiempos de Colom cuando no sólo el tema de la salud estaba bajo su control sino todo negocio del Estado. Inclusive le decía al Ministro de la Defensa a quién le comprara la comida de los soldados.

Viene esto a cuento porque el doctor Asturias lamentó la poca inversión que hay en salud, pero debe saber que esa cifra que él vio es irreal porque de lo “invertido” buena parte se lo ha embolsado el sistema corrupto que aún está vivito y coleando.

Redacción La Hora

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