Julio García-Merlos G.

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Julio García-Merlos
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En el plano jurídico la nacionalidad se adquiere por haber nacido en Guatemala o ser hijo de padres guatemaltecos, pero el verdadero significado de nacionalidad va más allá de los requisitos formales y trasciende hasta llegar a la adopción de los valores sociales que cimientan el sentido patriótico.

Guatemala es un país con una gran diversidad étnica y lingüística, pluralismo que en mi opinión tiene un potencial enorme. Hoy planteo una pregunta sobre los motivaciones en las que se apoya nuestra identidad nacional. Para responder a este cuestionamiento, el filósofo francés Renan en su famosa conferencia ¿Qué es una nación?, pronunciada en la Sorbona el 11 de marzo de 1882, argumenta que “(…) no es la comunidad lingüística, ni el parentesco racial fundado en una común descendencia, ni la afinidad religiosa, ni la armonía de los intereses económicos, ni consideraciones geográficas o estratégicas, sino el derecho de la población a determinar su propio destino. La nación es el resultado de la voluntad de seres humanos de convivir en un Estado”.

Esa voluntad es lo que cohesiona a una nación, el sentido de pertenencia individual que se une al de los otros conciudadanos. Hoy menos que nunca, es momento para promover la división, hacer énfasis en nuestras diferencias y pretender sacar provecho de ese discurso. En estos momentos difíciles debemos tomar conciencia de nuestra capacidad de aportar a la sociedad, de proponer y construir sobre lo que podemos mejorar para fortalecer nuestras relaciones comunitarias y mejorar el tejido social. Si bien en Guatemala existen muchos puntos de conflicto social, este es el momento para superarlos y dejar a un lado la polarización y la violencia, para buscar soluciones gana-gana. En Guatemala hay grupos, oenegés y políticos con agendas que promueven el rencor, viven del conflicto y la confrontación. He participado en varias mesas conciliatorias en las que se ha logrado superar conflictos sociales, sin embargo, he constatado que muchas veces las causas son provocadas por instigadores e intereses creados. Cuidado cuando escuchen discursos que apelan a la emoción y no a la razón, por ejemplo los supuestos movimientos antiracistas en Estados Unidos, que promueven el odio y la destrucción. Cuando sientan que quieren manipularlos, piensen si el discurso tiene evidencia, fundamento y hace sentido a la razón.

Con el avance de la ciencia se ha confirmado lo que se ha sospechado por siglos, que las razas puras no existen y que todos somos un mosaico genético que pertenecemos a la raza humana. Hoy está de moda hacerse pruebas genéticas para determinar la ascendencia, herramienta muy importante y que puede arrojar información valiosa, por ejemplo para temas médicos. Sin embargo, creo que la composición del ADN, poco aporta en la definición de la identidad de una persona. ¿Un nieto de migrantes guatemaltecos que nació en E.E.U.U. de padres de Guatemaltecos nacidos en E.E.U.U., se sentirá guatemalteco o estadounidense?

A los ojos de los americanos, soy un latino, sin embargo, más que latino me siento guatemalteco. Los esfuerzos por tratar encasillarnos o de dividirnos en razas o etnias, lo veo como el infructuoso deseo de Hitler de definir la raza aria. ¿Se mantendrán inmutables en 100 o 200 años las actuales etnias?

Una característica común que tienen los países desarrollados es su tolerancia, entre más tolerantes son las personas en un país, más oportunidades se abren para la cooperación social, la creatividad y el desarrollo. ¿Qué lo hace sentirse guatemalteco?

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