Este día el Departamento de Estado designó a Gustavo Alejos públicamente por su implicación en la corrupción. Foto La Hora

Este día el Departamento de Estado de los Estados Unidos procedió a designar públicamente como corrupto al guatemalteco Gustavo Alejos Cámbara, quien arrastró a toda su familia que también sufre el estigma público de ese calificativo que los convierte en parias para los norteamericanos y tiene serias implicaciones no sólo en cuanto a la posibilidad de viajar a ese país, sino de hacer negocios y tener propiedades allí.

En otras palabras, lo que los tribunales guatemaltecos no han podido hacer porque él es uno de los grandes cooptadores de la justicia, lo vino a hacer el Secretario de Estado de los Estados Unidos al emitir el día de hoy la resolución que constituye un muy severo golpe contra el responsable del amaño de las Comisiones de Postulación y de la articulación de la mayoría parlamentaria que se manifestó el 14 de enero de este año y que, desde ese día, tenía como principal objetivo elegir magistrados dentro de la lista previamente elaborada por Gustavo Alejos. El control del Congreso era fundamental para sus objetivos y fue la elección de la Junta Directiva el elemento cohesionador para asegurarlo, lo que explica la compra de votos que ocurrió para prostituir desde antes de su toma de posesión a la nueva legislatura.

Toma en cuenta la resolución del Departamento de Estado el papel que Alejos jugó en el gobierno de los Colom cuando fue el auténtico zar de la amplia corrupción de ese período, situación que mantuvo luego, aún desde la misma condición de preso, tanto en el gobierno de Jimmy Morales como en los albores del régimen de Giammattei, hasta que la FECI logró desbaratar su precisa y bien elaborada maniobra para garantizar para Alejos y para todos los corruptos la certeza absoluta de impunidad.

La justicia guatemalteca, a la que Alejos y compañía le quitaron desde hace mucho tiempo la venda de los ojos, no está para castigar a los saqueadores del país, ni siquiera en momentos en que una pandemia amenaza con hacerse masiva tragedia por el descalabro de un sistema de salud que es obra directa de los vendedores de medicinas, cuya figura más visible es Alejos, a quienes nada importó la destrucción del concepto de salud pública que ahora nos pasará factura en términos de saturación hospitalaria y más muertes.

Pero como Dios tarda pero no olvida, el Departamento de Estado no vaciló en calificar a Alejos como corrupto y avisa que usará esos mecanismos para luchar contra la corrupción, lo que advierte a otros pícaros, incluyendo parientes del señalado, que deberán rendir cuentas.

Redacción La Hora

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