José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Que la crisis nos permite la restructuración del Estado

Eduardo Galeano escribió alguna vez: “la justicia es como las serpientes, solo muerde a los descalzos”. Leyendo sobre este éste escabroso tema encontré un texto motivador de Casandra Errante: “A pesar de la triste realidad que esta frase refleja, siempre reconforta saber que hay personas dispuestas a luchar para cambiar este orden de las cosas, para conseguir que nos aterrorice la barbaridad que parecemos haber normalizado”.

Y es que hay tanto que corregir, que no es solamente cambiar la forma de elegir a quienes dirigen la administración de justicia. Es también y probablemente más importante, reconocer que desde la constituyente se intenta fortalecer infructuosamente el sistema de administración de justicia; y digo se intenta porque se estableció un artículo transitorio en la Constitución, que regula que ninguna autoridad municipal desempeñaría funciones judiciales, por lo que en un plazo no mayor de dos años debían desligarse de las municipalidades del país, los juzgados menores y el Organismo Judicial nombraría a las autoridades específicas, regionalizando y designando jueces en donde corresponda. La atención de la justicia en lo local no se ha desarrollado como era el espíritu del legislador constituyente, una justicia pronta y cumplida en y desde pequeñas circunscripciones territoriales.

35 años después no hemos llenado ese vacío, y la cantidad de jueces por habitantes, la cantidad de juzgados por municipio está muy lejos de llegar a por lo menos un juzgado por municipio. Ni hablar y menos profundizar en el presupuesto del MP y de la cantidad de oficinas y equipo humano que necesita, y si a eso le agregamos los índices de criminalidad del país. Allí es donde cobra relevancia la frase citada al inicio, porque al descalzo no le atiende MP como debiera y escasamente le asiste un abogado saturado de casos de la defensa pública penal.

La reforma constitucional en materia de seguridad y justicia es prioritaria, hoy parece que se presentará una nueva y diferente propuesta que viene a sumarse a varios proyectos que se han presentado al Congreso de la República sobre ese particular desde 2004, y que solo demuestra que es un grave problema que no hemos querido enfrentar. En esta coyuntura es urgente encontrar cómo lograr una reforma consensuada, y otra vez, cómo evitar que no favorezca a un sector específico de manera que sea una justicia independente. Honestamente no sé, toda buena intención es bienvenida, toda intensión para sacarle provecho personal o sectorial debe ser reprochada y denunciada.

Los proyectos de reforma constitucional mencionados han quedado sin resolución alguna por el Congreso de la República, valdría la pena recoger textos de gran valor que se han plasmado en los mismos, valorar nuevamente y reformular si quieren, pero sería de gran importancia que se discuta nuevamente el pluralismo jurídico. Volver a discutir aquel polémico artículo, que permitía resolver conflictos desde lo local, su aprobación ayudaría sin duda a descongestionar el sistema judicial.

En fin, el problema de la justicia tiene muchas aristas que deben abordarse, es un problema estructural en nuestro país que necesita de la sabiduría de las mejores mentes para encontrar un texto que priorice el bien común, para que la serpiente deje de picar al descalzo. Por hoy, solo me resta cuestionar ¿Qué hará el Congreso para tramitar una nueva iniciativa de reforma constitucional cuando existen varias pendientes de decidir?.

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