Arlena Cifuentes
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La noche del pasado sábado me fue difícil conciliar el sueño, primero después de escuchar el fiasco del informe diario del Gobierno sobre los casos de COVID-19 que como siempre están fuera de toda realidad y se constituyen en el más grande engaño para este pueblo ingenuo, inmaduro y sin avidez de conocimiento. Por el otro, escuchaba la lluvia caer imparable y pensaba en nuestra gente que vive en las áreas marginales, en quienes viven en barrancos, laderas y montañas; en los sin techo; en donde la pobreza impera.

Cambiar la dirección y los efectos que la depresión Amanda está ocasionando no podemos, pero el Gobierno si puede y debe asumir las consecuencias de los desastrosos efectos que su mal manejo de la pandemia ha ocasionado lo cual se esfuerza por ocultar. Es imperativo rectificar el rumbo, ya basta de engaños. Todos los gobiernos han demostrado con gran cinismo y desparpajo el irrespeto que la población guatemalteca les merece, lo cual tiene su razón de ser. Cada día el virus se comporta en nuestro país de manera diferente a lo que se ha comportado en el resto del mundo, es un país de fantasía –con habitantes fantasiosos- en donde todo cambia al gusto de quien tiene la “varita mágica”. La información no oficial, el colapso de los hospitales y el número de fallecidos nos deja entrever que las semanas por venir serán las más críticas.

Señor Presidente, si hay un poco de humanidad en usted, apelo a que no siga engañando al pueblo con los informes absurdos que noche a noche se transmiten. Más temprano que tarde no podrán ocultarse el número de decesos ni de contagios. Incremente el número de pruebas y obtendrá un ligero acercamiento al número de contagios. Permita que este pueblo iluso conozca la verdad, será en beneficio de todos, usted y el empresariado serán los más beneficiados.

Los desórdenes con que se han manejado las pruebas, confundiéndolas; pacientes que primero mueren esperando por más de veinte días resultados que nunca llegan para luego informar que murieron por otras causas; el hacinamiento y las condiciones indignas en las que conviven; el escaso personal médico trabajando en condiciones adversar y que además no reciben salarios poniendo en riesgo su vida porque carecen de la protección correspondiente. Por otra parte, qué sinceridad podemos encontrar en el servidor suyo que manifiesta “Agradecemos al gremio médico que está en la zona cero, que día a día se expone…” ¿Es una burla? Suficientemente demostrado está que su gabinete es totalmente incompetente, porqué aferrarse a él. Viene una debacle Señor Presidente y nuestros ojos, de los pocos que pensamos están puestos en usted.

Según información publicada por el diario La Hora La Defensoría de los Derechos Humanos determinó que sólo el 28 de mayo fallecieron 19 personas, mientras que el Ministro informó que eran 12 los fallecidos, un ligero ejemplo, lo que ocasionó el colapso de la morgue lo cual debía haber sido previsto por el Ministerio de Salud desde el 13 de marzo. Si una persona común y corriente como quien escribe pudo pensarlo en su momento, porqué quienes están a cargo no pueden hacerlo, es sentido común. El Dr. Zagreb Zea, Presidente de la Junta Directiva de Médicos del Roosevelt, manifestó en la misma fecha que tenían noventa pacientes hospitalizados por coronavirus lo que hacía imposible atender otras emergencias y pacientes con enfermedades crónicas. Así mismo informó que el día anterior “fueron puestos en cuarentena diez y seís anestesiólogos” puedo imaginar el exceso de protección que se le brinda al personal médico.

Para que la frase de “juntos saldremos adelante” pueda ser una realidad se necesita que usted y su Gobierno demuestren respeto, lo que implica hablar con la verdad, con honestidad. El pueblo de Guatemala no merece seguir siendo engañado.

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