Un manifestante rompe cristales el viernes 29 de mayo de 2020 en la sede de la cadena CNN en Atlanta, en una muestra de indignación por la muerte de George Floyd a manos de la policía en Minneapolis. (Alyssa Pointer/Atlanta Journal-Constitution vía AP)

Quienes de alguna manera se acostumbran al abuso de poder como parte de su “normalidad” no se dan cuenta del daño que van causando ni del hartazgo que provocan en quienes son víctimas de esos comportamientos no sólo abusivos sino muy discriminatorios.

Históricamente en Estados Unidos ser miembro de una minoría, especialmente de raza negra o hispana, se traduce en un trato grosero de la autoridad y los policías se ensañan con esas personas hasta llegar a la brutalidad causante de muertes. No se trata de hechos aislados perpetrados por uno que otro agente racista, sino es un comportamiento muy generalizado que se ha visto exacerbado, sobre todo contra los latinos, con la prédica que desde la Casa Blanca se hace en contra de gente a la que se califica, por su aspecto racial, de criminales peligrosos.

El movimiento Black Lives Matter (la vida de los negros importa) surgió como consecuencia de los constantes abusos cometidos contra las personas de color y reúne no sólo a afroamericanos sino a mucha gente blanca que se indigna por ese trato racista y por el crecimiento de los movimientos de supremacía blanca ahora que uno de sus voceros ocupa la Casa Blanca. Y por ello las protestas que, como pasa generalmente cuando multitudes se rebelan, salen de control porque confronta de manera directa a los agraviados con los agresores, lo que enciende chispas rápidamente.

Es tan burdo el proceder de la policía que en plena jornada de protesta deciden capturar, con todo y su equipo y cámaras de CNN, a un periodista que cubría la noticia sin otra razón que el hecho de que el comunicador era de raza negra. A los periodistas blancos que estaban en lugar los dejaron seguir trabajando mientras el reportero de color y sus asistentes fueron esposados y enviados a prisión sin dar razones.

Tenemos que entender que las actitudes racistas van generando sentimientos de frustración entre quienes las tienen que soportar silenciosamente y que cuando se hartan pasa aquello que nos relató Manuel Galich al hablar de cómo un pueblo cansado de años de dictadura paso “Del Pánico al Ataque” y eso es lo que estamos viendo en Estados Unidos donde, en plena pandemia del Coronavirus, la gente dispuso salir a la calle a protestar.

Los medios de Trump critican a esas huestes, pero nada dijeron de los que agredían a los médicos simplemente porque usaban mascarilla y apoyaban las medidas de restricción. Huestes violentas de trumpistas que recibieron el aplauso del mismo presidente, quien ahora amenaza con que se va a disparar en contra de los manifestantes negros. Así de patas arriba puso Trump a ese país.

Tapaboca

Esta mañana personal médico del hospital del Parque de la Industria presentó ante la prensa un memorial enviado a las autoridades del Ministerio de Salud señalando que expresamente desmienten lo dicho ayer en conferencia de prensa por la Viceministra administrativa, puesto que tras más de sesenta días de trabajar no se les ha pagado aún ni un centavo, en lo que constituye no sólo un serio tapaboca, sino evidencia que existe una política de engaño y mentira de parte de quienes dirigen el ministerio, lo que deja en serio cuestionamiento la credibilidad de sus informaciones.

Es obvio que cada vez que las autoridades superiores hablan lo hacen para exaltar sus “méritos y logros”, aunque para ello recurran a datos inexactos y eso significa que la población no tiene elementos para confiar en la veracidad de lo que le trasladan. Ya se evidenció la discrepancia “por razones técnicas” en el numero de fallecidos y ahora se demuestra que lo dicho por la funcionaria no es cierto.

En esta crisis hemos insistido en que la información CONFIABLE es elemental para que la población pueda actuar de acuerdo a las circunstancias, pero para el Ministro de Salud y sus viceministros parece ser que ese tema es tan poco relevante como la cantaleta que mantuvo de hablar siempre de dos muertos por causas ajenas al coronavirus, lo que podía significar que habían muerto atropellados, asesinados, o simplemente por vejez, causas todas ajenas a la pandemia y que por lo tanto no tenía nada que ver con los informes diarios.

Redacción La Hora

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