Gustavo Alejos tiene armado todo el pastel que deben aprobar los diputados que representa en forma paradigmática el otro Alejos, Felipe. Foto La Hora

Ayer el informe de la FECI sobre la forma en que desde su “cómoda prisión” Gustavo Alejos operó para manosear la elección de las Cortes del país buscando asentar el régimen de impunidad, demostró que estamos ante un peligro acaso mayor que el del COVID-19 porque no cabe la menor duda de que un sistema de justicia alentador de la corrupción cobrará más vidas que la misma pandemia, tomando en cuenta los efectos devastadores que trae el saqueo constante del país. La pieza clave para garantizar la continuidad de un sistema podrido está en el control de la justicia porque los que asaltan el poder necesitan certeza de impunidad para realizar sus fechorías.

Si alguien duda de los efectos mortales de la corrupción basta ver la cantidad de muertos que provoca esa desnutrición que es producto de un Estado que perdió su sentido porque olvidó por completo la obligación de promover el bien común. No digamos la cantidad de muertos en nuestro precario sistema de salud donde el abandono es de tal calibre que se traduce en imposibilidad de tratar a los pacientes. Y no olvidemos que un sistema de justicia electo para garantizar impunidad es una maravilla para todos los criminales, incluyendo a los asesinos, porque todos pueden beneficiarse de una estructura que no está para condenar a los delincuentes sino para apañar los diferentes delitos.

Hoy, paradójicamente, el marco de la pandemia sirve de parapeto para que los operadores del manoseo de la justicia se aprovechen de que la atención ciudadana está en las informaciones sobre el nuevo coronavirus y lo demás pasa a segundo plano, incluyendo el mayor esfuerzo que se ha hecho para controlar a las postuladoras desde que las mismas fueron creadas en nuestro ordenamiento legal.

Controlando a las comisiones y apalabrando a los propuestos, Gustavo Alejos tiene armado todo el pastel que deben aprobar los diputados que representa en forma paradigmática el otro Alejos, Felipe, operador descarado de los mecanismos de corrupción y artífice de la alianza que permitió conformar la mayoría de votos para que Giammattei pudiera tener control del Congreso.

La CC fijó parámetros para la elección y la FECI y el MP presentaron ya los avances del Caso Comisiones Paralelas 2020, demostrando cómo postuladores, aspirantes y diputados, todos fueron en romería a recibir instrucciones de Alejos desde su “cárcel”. El reporte de visitas es de sólo cinco días investigados por la FECI y por lo tanto es apenas un botón de muestra que ilustra la magnitud del control ejercido por ese individuo procesado por corrupción.

Redacción La Hora

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