Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

El día de ayer, el Gobierno de la República reconoció en una reunión con representantes de los medios de comunicación que la generación de la comunicación no ha sido la adecuada y, entre otras cosas, mencionaron que con todo lo que han tenido que realizar no le han puesto la debida atención al tema y es que desde las fuentes primarias de información, especialmente salud, no se ha trasladado elementos que son vitales para la formación del criterio ciudadano.

Navegar por esta pandemia no ha sido fácil para ningún país porque son aguas desconocidas, aunque los países que vamos atrás en el enfrentamiento de la enfermedad, hemos podido ver lo bueno y lo malo de otros países.

Ahora el Presidente explica que la Comisión Presidencial Contra el Coronavirus (CopreCOVID) les ayudará a coordinar lo necesario relacionado a la pandemia y les liberará espacio para atender otros asuntos del Gobierno, pero no reconocen que la comisión y el apoyo de expertos llega unas cuantas semanas tarde y especialmente, cuando el Gobierno enfrenta críticas (algunas de puro hígado y otras con pleno fundamento).

Y traigo todo lo anterior a colación, porque desde el 13 de marzo al 26 de mayo ya han pasado casi dos meses y medio y el planteamiento de que si llegamos a tener por varios días, de forma sostenida, 500 casos diarios el país va a cerrar, no ayuda en nada al ánimo de la población ni le gana al Gobierno nuevos adeptos, especialmente, cuando muchos dijeron que si íbamos a llegar al encierro, era mejor hacerlo antes, no tan tarde y en complicadísimas condiciones de salud y economía.

Es cierto que sin las medidas tomadas al día de hoy estaríamos con muchos más casos de los que actualmente tenemos, pero para que la gente entendiera eso era tan importante toda la información que se ha pedido y que no han proporcionado.

Al día de hoy, no se sabe cuándo en Guatemala llegará al estado que nadie desea, es decir, tener que elegir a quién salvaremos y a quién no en los hospitales del país por el COVID-19. Necesitamos saber lo siguiente: El día que lleguemos a tener XX cantidad de gente en los hospitales (asumiendo que todos los asintomáticos estarán en hoteles u otros lugares) con necesidad de tratamiento hospitalario, habremos de decidir a quién se atiende y a quién no, porque la capacidad es más que limitada.

El Banguat presentó la semana pasada los impactos en la economía y el fin de semana publicamos una entrevista con el presidente del Banco Central, Sergio Recinos, y los impactos son serios, pero todo se pondrá peor si no tomamos las medidas de distanciamiento, mascarilla y alcohol en gel o lavado de manos, que son tan necesarios para enfrentar la pandemia y que al parecer, alguna gente no ha cumplido por diversas razones.

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En este ínterin, la CopreCOVID debe trabajar y asegurar porque los protocolos para el tratamiento de pacientes (sospechosos y confirmados) sean los correcto y exista coordinación entre salud y el seguro social. Hay una necesidad de afinar el procedimiento con los sospechosos, porque o los lugares para hacer pruebas están saturados (ayer una persona se pasó más de 6 horas en un hospital sin que le pudieran hacer la prueba y tenía dos días de síntomas) o se está teniendo un mal juicio de a quién se le hace la prueba y a quién no. Si se manda a un posible infectado de regreso sin haberle hecho la prueba, el riesgo de propagación aumenta.

Sí, debemos reabrir la economía y yo considero que no aguantamos más allá de junio (el Gobierno dice que ya tiene todos los protocolos), pero por eso necesitamos aplanar la curva rápido, que la gente siga las indicaciones, que se dé la información correcta para tener las dimensiones adecuadas (en seguridad, si uno sabe que está o va a zona roja, se toman precauciones) y con eso enderezar el rumbo para tomar las mejores decisiones.

El dilema entre salud y economía es real y hay gente que prefiere coquetear con la enfermedad que morirse de hambre, pero puede llegar a pasar lo que ocurrió el fin de semana en San Ildefonso Ixtahuacán, Huehuetenango y eso generará el estallido que nadie quiere.

Esto ha sido, es y será una cosa de todos.

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