Cualquier epidemiólogo y cualquier persona con sentido común sabe que la información precisa de cómo y dónde van dando los contagios es fundamental para realizar el necesario tratamiento que es indispensable para contener una epidemia, razón por la que en todo el mundo se insiste en aumentar la cantidad de pruebas y crear sistemas para seguir la pista de los contactos que las personas enfermas han tenido a fin de hacer, también con ellas, las pruebas necesarias. En Guatemala los mismos pacientes confinados están denunciando que lo de las pruebas es un relajo y que no sólo son realizadas por personal que ni siquiera usa guantes, sino que además pareciera que pierden los resultados porque ni siquiera los datos del paciente recogen con propiedad.
No hay forma de mitigar los contagios sin pruebas masivas y seguimiento de todos y cada uno de los casos con criterio y mentalidad epidemiológica, pero la centralización de información dispuesta por el gobierno todo lo complica y enreda. El Presidente ha dado explicaciones sobre su criterio para realizar las pruebas y sin duda es el más novedoso del mundo porque en todos lados son otros los patrones que dictan el procedimiento con fines epidemiológicos. El caso de la maquila es ilustrativo, puesto que se afirma que una persona contagió a doscientas y todos los expertos dicen que eso no puede ser así, pero que como no hay seguimiento de cada caso no se pueden averiguar las fuentes de contagio que suponen son varias. Además, para hacer los exámenes arrejuntaron, literalmente, al personal de la maquila sin el menor sentido de distanciamiento social, como pudo verse en muchas fotografías.
Evidentemente no hay criterios científicos en el manejo de la crisis y el Ministerio de Salud ha sido rebasado no sólo por su incapacidad hasta para hacer las compras sin corrupción, sino también porque sus autoridades no tienen ni idea de lo que deben hacer y, sin embargo, el Presidente les ha delegado todo el manejo de la pandemia sin reconocer que no hay cuadros de dirección que estén capacitados para ello.
La pandemia se detendrá cuando la ciudadanía adopte sus propias medidas de protección pero reconozcamos que se carece de suficiente información. Solo reiterar la letanía del uso de mascarilla, el lavado de manos y distanciamiento social no basta porque la gente tiene que saber dónde hay más riesgos de contagio y esa información la oculta celosamente el gobierno, sea porque no la sabe o porque no la quiere compartir, manteniendo un secreto absurdo que no ayuda a que la gente tome sus precauciones.