Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos

El analfabetismo político y demás analfabetismos se notan cuando pase lo que pase, la
resignación es la respuesta de las mayorías y el aprovechamiento de la oportunidad es la
respuesta de los listos y los que empujan al creativo "emprendimiento" a los más porfiados, para
encontrar soluciones individuales y que cada uno por su cuenta saque adelante al país cuando la
cuestión en realidad es de Estado.

Puede o no gustar la crítica a gobernantes y gobernados, pero es necesaria, sin crítica solo hay
conformismo y cuando solo hay conformismo se frena el crecimiento de todo (hasta de la
economía). Así que hoy, creo que es criticable el llamado cansón a la unidad de la manera en que
lo espeta el Presidente a la ciudadanía, parecieran líneas de Mussolini y no de Giammattei. Il
Duce decía que "efectivamente Italia es un régimen totalitario, porque el fascismo significa la
unidad del pueblo, la unidad del Estado, la unidad ideológica". Es decir, acá, ante la calamidad
(decretada como estado de calamidad por el gobierno o no), al parecer la respuesta es la "unidad"
como sinónimo de resignación y del silencio que hay que guardar ante la cruda realidad del
sistema de salud y las falacias presidenciales sobre que el Covid19 mata igual a "ricos y a
pobres". La calamidad permanente en Guatemala mata nominalmente a los pobres, y de vez en
cuando a los ricos. Y esto no es ganas de enfrentamiento sino la realidad pura y dura. Así que
una enfermedad que se aprovecha de sanidades precarias, hacinamiento, una salud frágil por una
alimentación de simple sobrevivencia y condiciones y preexistentes, mata a más pobres que a
ricos Doctor Giammattei.

Por otro lado, señor Presidente, no es cierto lo que usted dice cuando afirma que hemos superado
el Conflicto Armado Interno, los problemas estructurales son exactamente los mismos, pero
usted voltea a ver al liberalismo atroz para generar “unidad” a gritos y para que quienes no
entren al aro sean vistos como díscolos o simples y vulgares ovejas descarriadas.
En este país conviven pueblos de una Nación que es sojuzgada por el poder heredado desde que
la República nació, de qué unidad habla usted señor, si los pueblos de esa Nación no participan
en las decisiones sobre los recursos del Estado, si no son tomados en cuenta en las políticas
públicas o el modelo de desarrollo rural en el país, si son vistos como ciudadanos de tercera
categoría y solo son bien vistos cuando no se comportan como “relamidos” con las decisiones
del señor gobierno. Pues al parecer lo que usted quiere no es unidad sino sumisión de los
plebeyos.

Aunque suene a paradoja, si queremos unidad, debemos integrar la hiperfragmentación que a
través de los siglos se ha construido en las clases sociales y la exclusión sistemática de los
pueblos. Cualquier unidad que no considere lo anterior, suena a totalitarismo fascista versión
tropical 2020.

De esta saldremos, sí, como hemos salido de todas las calamidades que el poder político a
infringido a la población en todos los ámbitos de la vida; saldremos, si dejamos el analfabetismo
político y la unidad totalitaria.

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