David Martinez Amador

Politólogo. Becario Fulbright-Laspau del Departamento de Estado Norteamericano. Profesor Universitario,, Analista Político y Consultor en materia de seguridad democrática. Especialista en temas de gobernabilidad, particularmente el efecto del crimen organizado sobre las instituciones políticas. Liberal en lo ideológico, Institucionalista y Demócrata en lo político.

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David C. Martínez-Amador

Los regímenes presidenciales tienen una característica fundamental. El Ejecutivo es, la piedra angular del sistema (por así decir) y el Presidente cual cabeza del ejecutivo es la pieza más importante de la administración pública. De hecho, se dice, que el Ejecutivo no es realmente otra cosa que el Presidente moviendo los engranajes de la administración pública que depende directamente de él. Por eso es que resulta – de ´cajón´- que el Presidente pase todos los días moviéndose de un lugar un lugar otro, inaugurando obras públicas, lanzando proyectos que dependen directamente de él y coordinando relaciones con los diferentes niveles de gobierno. Por eso fundamental las conferencias de prensa otorgadas por los Presidentes del Poder Ejecutivo pues más allá de un acto que genera la rendición de cuentas, se construye el instrumento de la comunicación efectiva. Por eso, dicho sea de paso, en épocas de crisis es fundamental que el Presidente comunique, salga, y sea visto.

Otro instrumento propio del poder Ejecutivo recae en la creación de Comisiones Presidenciales y designación de Comisionados Presidenciales. Este instrumento permite diseñar una herramienta especial que al Ejecutivo le permite atender con prioridad específica una temática prioritaria. Esto es común en todos los regímenes presidenciales. Se designa a un experto, no a un político para que diseñe estrategias y sugiera rutas que le permitan al Ejecutivo operar de forma más efectiva pues el Presidente de cualquier país no es un ´todólogo´. En el caso de Guatemala han existido Comisiones Presidenciales para temas importantes, cómo la Reforma Policial (que es necesario retomar por cierto). Sucede lo mismo con el tema de corrupción, y la configuración de una Comisión Presidencial para atender el tema respectivo. Otra vez, hay una dependencia directa del Ejecutivo pero se asume que al nombrar perfiles profesionales el instrumento se politiza menos y el mecanismo puede operar de forma técnica.

La pandemia del COVID-19 ha recibido ese tratamiento por parte de los gobiernos de turno. En Estados Unidos por ejemplo el Presidente Trump conformó una ´fuerza de tarea especial´ compuesta por médicos de prestigio con basta trayectoria en el campo epidemiológico. En todas las conferencias presidenciales aparece el experto designado, para explicar cifras, tenencias, rutas de acción etc. La administración del Presidente Giammattei ha tomado la decisión de nombrar un Comisionado Presidencial para esta tarea y es posible que en los próximos días este perfil designado tome un rol protagónico en las conferencias de prensa regulares así cómo, en otros espacios. Esto libera, – y aquí la lógica del instrumento- al Ministro de Salud para que siga en coordinación del sistema, y al Presidente para atender las demás funciones de su cargo. Lo que está relacionado con la crisis del COVID-19, las estrategias, el diseño de las demás cuarentenas, tratamientos paliativos etc pasan ahora por un experto. Lo que se espera – en el papel- es que, el experto proponga y encuentre un sistema que operativiza.

Hemos de ver en los siguientes días, si esto se cumple. Pero por lo pronto, un hecho acertado de esta administración.

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