Arlena Cifuentes
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El Presidente afirma que su responsabilidad fundamental es la de salvaguarda la vida de los guatemaltecos, lo que en tono dramático ha reiterado durante sus últimas apariciones. Cada noche, me indigna ver la manera en que se publicita como el superhéroe. En mi paso por la OMS en Washington, D.C. tuve la suerte de trabajar con personajes especializados en diferentes áreas, aprendí que cuanto más grande en conocimiento y en importancia es el ser humano, más humilde se comporta.

La manera en que el Presidente abordó la llegada del COVID 19 no fue la correcta, lo reitero. Cualquier político debe partir del conocimiento de la realidad del país que gobierna. No puede darse el lujo de perderse entre el servilismo que le rodea, un pueblo ignorante que le ovaciona y su propio egocentrismo. Se dejó de lado la realización de una campaña de prevención. Se desaprovecharon las experiencias vividas en los países azotados por el virus. No existe aún una campaña educativa de cómo proceder para evitar ser infectados en los idiomas de las cuatro etnias, de fácil comprensión que tome en cuenta las limitaciones de cada población.

El toque de queda, que se implementó durante la primera semana fue una excelente decisión, que la población indisciplinada acató bastante bien, pero que él Presidente tiró por la borda al flexibilizar las medidas adoptadas, invitando a la población a que se volcara a las calles, de lo cual pareció no haberse enterado y que cada día se fue incrementando motivada por sus mensajes a la población transmitiéndoles que todo estaba bajo control, sin que pareciera percatarse de las consecuencias nefastas de su permisividad. Todo lo que está sucediendo no es responsabilidad del pueblo, es su falta de visión y su exceso de vanagloria lo cual produce ceguera.

Luego nos sorprende con una precipitada medida en donde anuncia que cerrará el país por tres días, sin tomar en cuenta lo que él dice ser su fin primordial. En todo este acontecer, quizá lo más grave es que se insista en mantener desinformada a la población proporcionando datos que no corresponden a la realidad.

Guatemala está a las puertas de una verdadera debacle, ofrecimientos que no se han cumplido a los sectores desempleados, más empobrecidos o que no llegaran a todos. Hay triunfalismo por la construcción de nuevos hospitales que no cuentan con las condiciones mínimas para atender a pacientes infectados, a pesar de todo el dinero asignado, es evidente la incapacidad para ejecutar los fondos. Se carece de la indumentaria de protección para los médicos, hay un mínimo de ventiladores, el personal médico está trabajando bajo condiciones indignas hay insuficiencia de personal, no hay suficientes catres; ni siquiera acceso a agua pura menos a una alimentación digna. Sin embargo, se continúa haciendo alarde de que están muy bien provisionados. Los números no sirven de nada cuando la realidad es otra. Por otra parte, desconocemos el número de infectados por el escaso número de pruebas que se realizan.

A lo largo de mi vida he admirado la valentía y dignidad que portan un número reducido de personas. Un joven médico del Hospital San Juan de Dios, a través de las redes, manifestó sentirse ofendido por el contenido de un comunicado publicado por el MSPAS en el cual se afirma que en dicho hospital no se han reportado casos de COVID 19 y él manifiesta que hay más de quince personas que han dado positivo, que no hay insumos y que para protegerse han recibido bolsas de basura. Mis respetos a este joven médico que entre el montón de colegas cobardes, hace la diferencia. No renuncie nunca a denunciar lo que la inmensa mayoría de médicos callan por su mediocridad convirtiéndose en cómplices de un sistema putrefacto. Es un líder nato.

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