Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt
En Guatemala, desde hace dos meses cuando se presentó el primer caso de COVID-19, se empezó a producir una actitud irracional en el trato a las personas contagiadas o sospechosas de ser portadoras del virus y hasta hubo turbas que trataron de agredir a algunas personas en distintos puntos del país. Ayer mismo el Alcalde de Fraijanes fijó un ultimátum al Seguro Social para que saque de esa jurisdicción municipal a un grupo de personas que dieron positivo pero que no necesitaban tratamiento hospitalario y fueron enviados a un lugar donde se podía garantizar su aislamiento. Ese comportamiento inhumano e irracional confirma hasta dónde hemos llegado en esa falta de respeto al derecho a la salud.
Pero así como ese funcionario municipal ejemplifica aberrantes actitudes que se han propagado en el país, es necesario hacer un reconocimiento a muchas empresas e instituciones que, por propia iniciativa y sentido de responsabilidad, han comunicado a la población el surgimiento de casos positivos de coronavirus entre su personal, explicando con detalle el sitio en el que trabajaban para dar importante orientación al público en general y a sus clientes en particular. En un país donde existe la costumbre de ocultar “las cosas malas” o que pueden dañar la imagen, es importante reconocer esas muestras de madurez e inteligencia que estamos viendo y que, además, lejos de afectar imágenes lo que hace es catapultar las de quienes tienen la entereza de dar a conocer la verdad, con absoluta responsabilidad, sobre casos positivos que puedan ocurrir entre su personal.
Parecerá letanía, pero es un ejemplo de cómo la información es lo que más ayuda a que todos estemos seguros y podamos compartir en la lucha y esfuerzo por asegurar la contención de los contagios. Cualquiera se siente cómodo de asistir a establecimientos que tuvieron la responsabilidad de no ocultar los casos y pudieron realizar intenso trabajo para desinfectar todas las áreas que pudieran haberse contaminado con el COVID-19 porque uno sabe que está lidiando con empresas o instituciones donde en realidad hay preocupación por hacer las cosas bien y por cuidar tanto a sus empleados como a quienes llegan a comprar o a realizar trámites.
Lo corriente y normal en un medio como el nuestro es que quien siente que alguna información puede alejar a la clientela haga sus mejores esfuerzos por evitar que el hecho se convierta en noticia. Hemos visto numerosos casos en los que se trata de silenciar a los medios usando como chantaje el tema de la pauta publicitaria que es eliminada si no se aceptan las presiones y condiciones, situación que no ha sido excepción sino prácticamente la regla.
Por ello es que adquiere mucha más importancia lo que ahora está ocurriendo con empresas que muestran responsabilidad y en vez de tratar de “apachar el clavo”, toman la iniciativa para que la población, y su clientela, esté debidamente informada. El viejo mito de que la imagen se cuida ocultando información se derrumba con estos ejemplos que, repito, llenan de confianza a la población y por supuesto, a quienes son sus clientes.