la prueba que menciona Asturias daría resultados más rápidos. Foto La Hora/AP

Según lo anunciado el fin de semana por el Presidente de la República, se está trabajando ya en la elaboración de los protocolos que deben implementarse en cuanto se disponga la apertura económica que propone sea paulatina y escalonada y se supone que los epidemiólogos e infectólogos tendrán un lugar especial en la mesa de discusiones para determinar parámetros importantes que se deben cubrir para reducir el riesgo de contagios. Pero por elemental sentido común tenemos que comprender que es absolutamente imperativo un escalonamiento de horarios de manera que el transporte público pueda diluir las famosas horas pico para evitar que se atiborren no sólo los buses, sino también las paradas de buses, es decir los sitios donde se reúne la gente a la espera de que llegue una unidad.

Pero un tema fundamental en el que no parece haber información precisa es el de las pruebas para detectar el virus en las personas contagiadas. Seguimos siendo uno de los países con menor cantidad de pruebas por habitante, apenas superando a Haití en el continente americano, lo que es visto con preocupación por epidemiólogos que entienden que la mejor forma de controlar los brotes es mediante pruebas efectivas que permitan ágilmente detectar contagios para ir a buscar los contactos que haya tenido el enfermo para, a su vez, hacer más pruebas que permitan medir la extensión que deja cada caso.

Se habla de tomar la temperatura a quienes lleguen a los centros comerciales, pero esa prueba se ha mostrado poco útil tomando en cuenta los descubrimientos sobre el efecto que pacientes asintomáticos tienen en la ola de contagios y eso, sin duda alguna, es algo que los infectólogos que están asesorando al gobierno tomarán muy en cuenta para determinar procedimientos que deben implementarse a efecto de que el retorno a la normalidad no se traduzca en una nueva ola de propagación.

Entendemos perfectamente el agobio económico y sus consecuencias, lo que presiona para ir reduciendo las medidas iniciales que dieron resultado en la contención de la enfermedad. Pero suponemos que los protocolos que se discuten se enfoquen en cómo mantener el distanciamiento, el uso de las mascarillas y la revisión de los ambientes de trabajo para evitar que se pueda producir el surgimiento de nuevos casos.

Reiteramos que tenemos que mejorar nuestra capacidad de realizar pruebas en mayor cantidad. Las contradicciones hacen poco confiable la cifra que se ofrece y sin incrementar sustancialmente la cantidad de test realizados no es descabellado decir que estamos en buena medida volando a ciegas.

Redacción La Hora

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