Walter Juárez Estrada
La pandemia del COVID-19 dejó las venas abiertas de la pobreza y el hambre que por siglos ha tenido el mundo. Cada gobierno tendrá la responsabilidad de implementar políticas nuevas para mitigar evitar que la falta de empleo, sea la herramienta que de margen para que se desate otra crisis, que hasta ahora con al COVID-19 ha dejado miles de fallecidos y los que por suerte se han librado de morir, pasando penas en la cuarentena.
La nueva Guatemala, pos la pandemia queda bajo la tutela del presidente Alejandro Giammattei, que ha hecho lo propio como médico y gobernante. Las restricciones que dicto a pocos días de asumir las riendas del poder, evitó que la pandemia se extendiera. Es censurable que muchas personas arriesgando la vida hicieron caso omiso de las órdenes del ejecutivo, dando lugar a su aprehensión. Los que no tuvieron dinero para liberarse de ir a prisión, fueron confinados en las cárceles con mayor hacinamiento y es aconsejable que los entes de gobierno, busquen el acercamiento en el Congreso, para modificar las leyes penales, a efecto que muchos privados de libertad con enfermedades crónicas, cuyas condenas son por hechos de menor relevancia, sean liberados o se les otorgue arresto domiciliario.
Hasta hoy, no hay estadísticas que revelen a cuantos millones ascienden las perdidas en el mundo que ha dejado la pandemia, que se originó en noviembre en China, a quien se le debería de demandar por la irresponsabilidad de su gobierno, a no alertar al mundo e impedir que el coronavirus, se expandiera por todo el universo, que no ha perdonado razas, edades, ni condición económica. El gobierno de Guatemala, ha auxiliado a miles de familias de condición económica precaria, pero serán los años los que se encarguen de olvidar esta crisis que ha golpeado a la humanidad que ninguno esperaba, que viniera un vendaval que arraso con todo lo que encontró a su paso.
Guatemala, por años ha arrastrado una deuda millonaria que ahora con la erogación multimillonaria que aprobó el Congreso, a requerimiento del ejecutivo, subió como la espuma y pasaron muchos años para saldar los compromisos económicos. Se espera que las autoridades den el uso adecuado a los millones erogados, que la Contraloría de Cuentas haga su papel fiscalizador a igual que los diputados, pero que no sea una herramienta esa fiscalización de los congresistas opositores para lavarse la cara de la corrupción que por años ha tenido el Legislativo, que ahora con caras nuevas quieren darle una fa diferente.
El pueblo debe unirse y acatar las rígidas disposiciones del ejecutivo y es saludable que los millones que ha recaudado el Organismo Judicial, por las infracciones impuestas a los infractores que han violado el toque de queda, sean transferidas a las a autoridades de salud, para mejorar la red hospitalaria, especialmente en los centros que se atienden a los contagiados con la pandemia. Es un consejo que se da al ejecutivo y al Congreso, para que emita un punto resolutivo.