Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Si algún sector se ha ganado, a base de sangre, sudor y lagrimas, derechos por su aporte en el sostenimiento de este país son los migrantes que con una mano adelante y otra atrás toman la espantosa decisión de abandonar Guatemala para buscar un futuro, sostener a la familia, contribuyendo a las economías de Guatemala y Estados Unidos.
Se equivocan quienes hoy ven, de forma tan errada, a los infectados de COVID-19 o a quienes están en cuarentena como enemigos, como la peste a la que se debe exterminar cuando la realidad es que nadie quiere enfermarse de una simple gripe no digamos verse contagiado con un virus que, como puede pasar desapercibido, lo puede hacer a uno pasar un pésimo rato o incluso llevarlo a la muerte.
Los que hoy se han dado a la tarea de “vulgarear” o atacar a los enfermos, a los migrantes que deben retornar y quedar en resguardo o los viajeros que deben cuidarse por su potencialidad de dar positivo, ¿no se han dado cuenta que ellos, como yo y como todos, podemos ser los próximos infectados con el coronavirus?
Si eso pasa, ¿cómo vamos a querer que nos traten? ¿Vamos a querer que la gente se compadezca de la difícil situación que significa quedar contagiado o deseamos ser vistos como una escoria social que merece ser linchada?
Especialmente aquellos que se han quejado de injusticias a lo largo de su vida, no pueden ahora salir a cometer las mismas injusticias en contra de gente a la que debemos cuidar. Las cinco muertes reportadas han sido de personas con un nombre, una familia, un oficio, quizá cónyuge, hijos, nietos, etc. y no hemos podido contar sus historias porque a los deudos se les complicaría más la vida.
No podemos ser tan retrógrados para estigmatizar así a la gente. Alguien me dijo hace unos días, no me quiero enfermar porque así como están las cosas, olvidate, me quedo solo, sin trabajo y puedo afectar a toda mi familia por las consecuencias sociales a pagar.
No nos podemos ni nos debemos enfermar porque tenemos un sistema de salud que durante años ha dejado de atender a millones porque se privilegió el negocio antes que nada y si a eso le sumamos que mucha gente se enferme a la vez, nuestro sistema va a colapsar y empezaremos a ver a mucha gente morir.
Lo que estamos viviendo, he expresado, es un tema de salud con implicaciones económicas y sociales, pero poco estamos hablando de la salud mental que es tan necesaria cuidar y fortalecer en estos momentos y ningún bien hacemos, encima de todo, en cargarle a la gente stress en el sentido que enfermarse es como una muerte laboral y/o social.
Ser solidarios no solo aplica para aquellos que menos tienen. Ser solidarios significa ponernos en los zapatos del otro y entender que el miedo que provoca la enfermedad no puede verse agravado por la irracional reacción de algunos.
Si usted usa su mascarilla, practica el distanciamiento social y se hace el hábito de no tocarse los ojos, nariz o boca sin lavarse las manos sus chances disminuyen considerablemente. Si tiene síntomas de gripe, no salga y aíslese.
Además, la gente revoltosa que quiere linchar a su PROPIA GENTE, más se expone de andar como bochincheros todos juntos que por tener en el municipio a un grupo que necesita apoyo, comprensión y no estigmatización.
TODOS, especialmente los que deben guardar cuarentena, debemos seguir las indicaciones pero sin la pena que al ser infectados con el COVID-19, habrá algunos que querrán linchamientos.