El pasado fin de semana tuvimos la oportunidad de ver a quienes están dirigiendo la parte de la crisis relacionada con la Salud Pública porque fueron ellos los encargados de trasladar información a la ciudadanía sobre el desarrollo de los acontecimientos. En todos lados la pandemia agarró sin preparación a las autoridades, no sólo a las de China donde empezó la propagación, sino prácticamente de todo el mundo desarrollado que, por alguna razón, fue el primero que se vio afectado y se puede decir que la ignorancia sobre qué hacer y cómo hacerlo fue parte de la tónica universal.

Cierto que a estas alturas, con más de tres meses de estar viendo lo qué pasa y cómo se propagan exponencialmente los contagios sin que se pueda encontrar la manera de pararlos, no podemos pretender que las autoridades de salud de nuestro país sean las primeras que salgan con ideas claras y con las soluciones que en todo el mundo se siguen buscando, pero sí se pretende que por lo menos se hubieran rodeado de los más reconocidos expertos, por lo menos, en las áreas de epidemiología e infectología, quienes son los llamados a tener ahora un papel protagónico. Entendemos que el puesto de ministro es político (y económico) más que científico, pero hasta los gobiernos más ignorantes han integrado sus fuerzas de tarea con connotados y reconocidos profesionales que aportan luces y que se han ido ganando el respeto y la confianza de la opinión pública, precisamente por la forma en que se comunican con los ciudadanos. Estados Unidos, por ejemplo, encontró en el doctor Anthony Fauci esa voz sensata, mesurada pero también firme, que sabe explicar las cosas y hasta rechaza las tonterías que se dicen en niveles más altos.

El equipo que está dirigiendo el Ministerio se conformó por criterios políticos dado el papel que esa cartera ha jugado en las últimas décadas. Generalmente son médicos, sin experiencia administrativa, los que ocupan la cartera, y muchos de ellos han terminado ahí por sus relaciones con ciertos personajes que dominan el mercado de las medicinas.

Es necesario que en estas circunstancias busquen la asesoría y experiencia de quienes saben cómo se propaga la pandemia y cómo se puede atender de mejor forma a los pacientes infectados. Guatemala tiene excelentes médicos especializados hasta en el extranjero que pueden dar ahora enormes aportes y que lo harían gustosos si tan sólo fueran tomados en cuenta para la conducción de esa tremenda crisis.

Redacción La Hora

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