Juan Antonio Mazariegos

jamazar@alegalis.com

Abogado y Notario por la Universidad Rafael Landívar, posee una Maestría en Administración de Empresas (MBA) por la Pontificia Universidad Católica de Chile y un Postgrado en Derecho Penal por la Universidad del Istmo. Ha sido profesor universitario de la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar en donde ha impartido los cursos de Derecho Procesal Civil y Laboratorio de Derecho Procesal Civil. Ha sido y es fundador, accionista, directo y/o representante de diversas empresas mercantiles, así como Mandatario de diversas compañías nacionales y extranjeras. Es Fundador de la firma de Abogados Alegalis, con oficinas en Guatemala y Hong Kong, columnista del Diario La Hora y Maratonista.

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Juan Antonio Mazariegos G.

Muy lejos estaba Sabina de pensar en aislamiento social cuando escribió su famosa canción, por su mente no pasaban pandemias, hospitales o respiradores mecánicos, la letra refleja más el final de historias de amor y nostalgia que un reclamo a la vida, a la dieta de los habitantes de Wuhan o al Covid 19, cual si fuesen los integrantes de una fila de sospechosos que es puesta ante los ojos de un testigo para identificar al ladrón, ladrón que en este caso se ha robado el mes de abril, la mitad de marzo y quien sabe si no también todo mayo.

El Covid 19 por supuesto se robó mucho más que algunos meses del calendario, se robó nuestra paz, el trabajo, el estudio, oportunidades, el pan de cada día de muchos, la libertad, la salud y en los peores casos se ha llevado la vida de miles de personas alrededor del mundo.

Cantaba Sabina, “Quién me ha robado el mes de abril. Cómo pudo sucederme a mí. Quién me ha robado el mes de abril. Lo guardaba en el cajón Donde guardo el corazón.”, La canción volvió a sonar, impulsada por el momento y en el mes adecuado para regresar, no solo por el gusto de escuchar al cantautor, si no como un reclamo legítimo y general buscando al culpable que nos ha privado de nuestra libertad.

El asilamiento social, también tiene su lado positivo, es nuestra única oportunidad ante la enfermedad para un país como Guatemala, pero también nos puso un alto, nos sacó del trajín inagotable de reuniones, la imparable necesidad de llenar las 24 horas del día con cosas que hacer, para devolvernos a aquello que teníamos olvidado, volvimos a conversar, ya no hay tráfico, las inagotables horas hacia adentro y fuera de la ciudad, se cambiaron por tiempo para estar con los hijos, se volvió a dar importancia a nuestros mayores, “es por ellos que hay que hacerlo”, se convirtió ya en una frase que detiene al que prefiere arriesgarse, salir y de una vez pasar por el contagio y la enfermedad.

Dicen que no volveremos a ser los mismos, ojalá sea para mejorar, esto aun está empezando, la prueba será muy dura para cada uno y mucho más dura para la sociedad en general, cada cadena es tan fuerte, como su eslabón más débil, de nada sirve que un extremo flote si el otro se hunde, tarde o temprano todo se irá al fondo si no damos la mano a aquellos menos afortunados y no pensamos en los demás.

¿Quien se ha robado el mes de abril? Sabina habría arruinado su canción si nos revela la respuesta, mejor que cada quien la busque para si mismo y mejor si cuando la encuentre, le encuentra también todo lo positivo que todo esto le pueda traer, lo va a necesitar.

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