Hay una gran diferencia entre estar informados o intentar negar la realidad razón que aduce la gran mayoría de guatemaltecos y por la que han optado, dicen ellos, por no entrar en pánico. Es incomprensible, desde todo punto de vista, el discurso pronunciado por el Dr. Giammatei, cuando prorrogó el “toque de queda” anunciando que hasta los servicios de comida rápida podían funcionar después de la hora establecida, flexibilizando así las medidas anteriores. Esto fue una invitación para que todos se volcaran a las calles. Se incrementó notablemente el tráfico, se abrieron comercios para no dejar sola a doña chonita, las ventas de comida en la calle reaparecieron, PAPÁ presidente permisiva e irreflexivamente concedió el permiso para que su pueblo alienado saliera a celebrar lo incelebrable.

Las medidas impuestas por el Gobierno, por todos aplaudidas, fueron hechas a la talla de la estrechez mental del guatemalteco frívolo, indiferente, desafiante que se jacta de listo al burlar las leyes y procedimientos establecidos; en este caso fueron más que obedientes al igual que cuando el Presidente los envío a la playa. Con quienes hablé sobre el tema desde el mes de enero se reían, les parecía que estaba fuera de toda realidad, el covid19 no llegaría a Guatemala y además estaban inmunizados.

A lo largo de las últimas semanas he venido insistiendo en la necesidad de establecer una CUARENTENA TOTAL DOMICILIAR la cual hubiera detenido la explosión de la pandemia en las dimensiones en las que se disparará, pero el Presidente con su actitud triunfalista no pudo o no quiso ver más allá de nuestras fronteras. Toda la experiencia vivida en otros países; así como, la situación desgarradora que atraviesan nuestros hermanos ecuatorianos no son suficientes. Pueden más los compromisos con la iniciativa privada que lo obligan a abordar el tema desde el punto de vista económico, razón que explica las medidas timoratas.

Los despidos al día de hoy son masivos, quienes viven de la economía informal conformada por un amplio sector de la población empiezan a vivir la desesperación, por lo que podría vislumbrarse un levantamiento social. Por otro lado, Los hospitales no están equipados y su infraestructura es deficiente. JABÓN Y AGUA por lo menos MINISTRO DE SALUD. COLOQUE LAVAMANOS. Los médicos reitero, no cuentan con el equipo necesario que les garantice la protección de sus vidas y no pueden ser enivados hacia una muerte segura, sería un suicidio masivo.

La responsabilidad de lo que hoy enfrentamos y de lo que está por venir recaerá sobre el Gobierno de Guatemala por las MEDIDAS TIMORATAS Y LA ACTITUD TRIUNFALISTA adoptada. Cuántas vidas habrá que lamentar. En dónde quedó el liderazgo del Presidente. Un líder en momentos de crisis se reviste del valor necesario para tomar decisiones, pasando por encima de cualquier interés particular o de gremio. Y si la presión es muy fuerte lo denuncia y el pueblo no lo abandona.

El Presidente con sus discursos ha contribuido a que la población con escasa comprensión afiance su actitud de negación. Hasta el miércoles habían treinta y ocho casos. Solo los ilusos pueden tragarse esto. El ocultar la verdad o no querer verla ha causado que el virus se extienda. En los mercados y en las calles del interior se podían observar grandes conglomerados. No es esto una contradicción.

Las medidas a tomar requieren decisión, contundencia y valor. ¿A quién podemos responsabilizar de lo que está por venir? Aceptará el Gobierno su incapacidad por no haber podido frenar la propagación del virus. LA CUARENTENA TOTAL ES URGENTE. Está en juego la vida de millones de seres humanos. A quién le pediré cuentas si mi hija muere por contagio del virus por no contar con la protección adecuada. En qué se invertirán esos millones de quetzales que deben ser utilizados para atacar la pandemia. ¡La vida de los seres humanos no es una mercancía!

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