Luis Fernando Bermejo Quiñónez

@BermejoGt

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Por: Lic. Luis Fernando Bermejo Quiñónez
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El calado de la crisis de salud pública por el coronavirus ha sido muy importante en los países donde ha llegado a existir mayor contagio como China, Italia, España y Estados Unidos de América. En la alocución pública del 16 de marzo el Director General de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, recalcó la recomendación de “test, test, test” (hagan pruebas, pruebas, pruebas) de todo caso sospechoso, es decir, hizo un llamado urgente a que los Ministerios de Salud de los países realicen pruebas de diagnósticos en la mayor medida posible para poder determinar la extensión del problema. Ha reiterado que “no se puede apagar un fuego con una venda en los ojos” y que el distanciamiento social y lavarse las manos no será suficiente para extinguir la pandemia.

Lo anterior viene a cuento porque resulta que en Guatemala al momento de escribir estas líneas las cifras oficiales indican que existen 21 personas contagiadas con el coronavirus y que más de 1000 están en cuarentena obligatoria. Pareciera que el coronavirus “no ha pegado fuerte” en Guatemala, cuando se compara, por ejemplo, con otros países como Costa Rica (177) y Panamá (443). Sin embargo, se han reportado en los distintos medios de comunicación que el gobierno ha efectuado únicamente 491 pruebas de diagnóstico. No siendo experto en la materia, tengo la impresión que no estamos haciendo “tests” en la medida que se necesita para poder determinar la afectación de la población guatemalteca. El gobierno ha tomado medidas que son difíciles de efectuar como la paralización de actividades económicas por un largo tiempo, decretar toque de queda y acondicionar hospitales temporales para poder atender a las personas afectadas por la enfermedad. Sin embargo, ha indicado que las pruebas de diagnóstico únicamente puede hacerlas el Laboratorio Nacional de Salud. Soy de la opinión que se debe hacer más para ofrecer pruebas de diagnóstico para que no pretendamos “apagar un fuego con una venda en los ojos”. La opinión pública en redes sociales también se ha mostrado escéptica a la baja cifra oficial de infectados.

Se ha reportado que algunos países como Corea del Sur y Taiwán han logrado detener el avance de la enfermedad con un programa agresivo de realización de pruebas de diagnóstico que ha permitido tomar medidas de aislamiento de los afectados y personas en su entorno. El Gobierno de Guatemala debe tomar medidas agresivas para ofrecer estas pruebas para las personas que quieran y puedan costeárselas, con medidas y protocolos que puedan balancear intereses y evitar el acaparamiento y el abultamiento de las emergencias de los hospitales. Como partidario en las políticas públicas basadas en la evidencia (PBE), debemos considerar que el gobierno necesita tener los datos y cifras lo más “reales” posibles para poder decidir sobre medidas de vida y muerte y de gran calado económico. El gobierno sin un conocimiento certero de la situación de contagio y de extensión de la enfermedad no puede ni debe tomar decisiones sobre el “relajamiento” de las medidas de distanciamiento social y reanudar actividades económicas. Existen grandes presiones para ello, y con buena fundamentación en términos económicos porque la situación es grave. Pero en este momento Bill Gates tiene razón al declarar que por muy apremiante la situación no debería iniciarse actividades económicas prematuramente y luego “ignorar la pila de cuerpos en la esquina.” Señor Presidente, tome medidas urgentes en materia de extender de forma racional y eficaz las medidas de examen y diagnóstico. Sin datos certeros no se puede atender esta crisis.

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