Por Adrián Zapata
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Naomi Klein, autora de “La doctrina del shock”, 2007, en entrevista reciente realizada por Mario Solís (Boletín de Vice, https://www.vice.com/en_us/article/5dmqyk/naomi-klein-interview-on-coronavirus-and-disaster-capitalism-shock-doctrine), explica por qué el coronavirus es el desastre perfecto para el “capitalismo del desastre”, el cual describe como “la forma en que las industrias privadas surgen para beneficiarse directamente de las crisis a gran escala”. Para Klein, “la «doctrina del shock» es la estrategia política de utilizar las crisis a gran escala para impulsar políticas que sistemáticamente profundizan la desigualdad, enriquecen a las elites y debilitan a todos los demás. En momentos de crisis, la gente tiende a centrarse en las emergencias diarias de sobrevivir a esa crisis, sea cual sea, y tiende a confiar demasiado en los que están en el poder.”. Agrega que “Las elites políticas y económicas entienden que los momentos de crisis son su oportunidad para impulsar su lista de deseos de políticas impopulares que polarizan aún más la riqueza en este país y en todo el mundo.”. En su libro, arriba citado, Klein analiza la manera, a nivel mundial, en la cual el neoliberalismo logró la hegemonía universal que alcanzó, proponiendo “soluciones de mercado” para superar las crisis políticas, económicas, ambientales o de cualquier tipo, cuando éstas se producen o se fabrican.
En el caso actual, sería muy paranoico, aunque con algún asidero en la historia reciente, pensar que el dramático fenómeno que estamos viviendo en todo el planeta sea producto de una acción conspiradora. Pero es oportuno tener presente el pensamiento de Klein, para evidenciar el aprovechamiento que de ella puedan hacer los sectores hegemónicos. En tal sentido, la entrevista que ahora comento apunta que “en respuesta al coronavirus, Trump ha propuesto un paquete de estímulo de $ 700 mil millones que incluiría recortes a los impuestos sobre la nómina (que devastarían la Seguridad Social) y brindar asistencia a las industrias que perderán negocios como resultado de la pandemia.”.
O sea que en el “capitalismo del desastre” las situaciones de crisis son manipuladas de tal manera que no sólo evitan soluciones revolucionarias, en el sentido de transformar el status quo, sino que se aprovechan para provocar salidas a las mismas que fortalezcan profundicen las condiciones prevalecientes. La manera como se “superó” la crisis mundial en el 2008 es un claro recuerdo de esta realidad, cuando los bancos, responsables principales de la misma, fueron rescatados por los Estados.
En Guatemala, tal riesgo es real. Ya hay quienes, como fieles servidores de los intereses de los sectores hegemónicos, aunque se vistan de ropaje progresista con el cual confunden hasta a los ingenuos actores sociales y políticos de “izquierda”, demanden al Presidente Giammattei medidas económicas, financieras y fiscales que disfrazadas como protectoras de los intereses de los trabajadores (del empleo), presionen para beneficiar a los mismos de siempre, para lo cual demandan que el Estado proteja a las empresas para que puedan superar la caída de sus negocios. Piden cínicamente beneficios fiscales, tales como reducir impuestos o priorizar las “devoluciones fiscales”, en lugar de profundizar con urgencia el cobro de impuestos.
Hay que reconocer que el Presidente Giammattei ha sido diligente en las medidas que ha impulsado para enfrentar esta pandemia, aunque también haya sido innecesariamente histriónico, tal como lo hizo en el show de la llamada “cuando se enteró” del primer caso de contagio de Coronavirus.
Digo todo lo anterior como una alerta. Habrá que analizar las propuestas que el Presidente ha presentado al Congreso hoy por la mañana.
